La Secretaría de Energía de la Nación, a través de la Resolución 353/2025, dio luz verde a una de las apuestas más ambiciosas del sector energético argentino: la aprobación de un permiso de exportación de GNL por tres décadas para el segundo barco del consorcio Southern Energy, el MK II.
Esta decisión reafirma la estrategia de convertir a la Argentina en un exportador estructural de gas natural y proyecta a Río Negro como epicentro logístico y productivo de esta nueva era.
El buque MK II se suma al ya aprobado Hilli Episeyo, lo que eleva la capacidad de exportación total del proyecto a 26,5 millones de metros cúbicos diarios. Esta nueva fase contempla, además, la construcción de un gasoducto exclusivo de 470 kilómetros, que partirá desde Vaca Muerta y finalizará en San Antonio Oeste, donde ambos barcos operarán desde alta mar.
El plan de Southern Energy —integrado por Pan American Energy, YPF, Golar, Harbour Energy y Pampa Energía— movilizará más de 15.000 millones de dólares en inversiones y generará alrededor de 1.900 puestos de trabajo durante la etapa de construcción y operación.
A partir de fines de 2027, cuando se inicien los despachos desde ambos buques, se estima que las exportaciones podrían alcanzar los 2.500 millones de dólares anuales, sumando más de 20.000 millones hasta 2035, según proyecciones del consorcio.
El permiso otorgado —mediante la Resolución 353/2025— es el segundo de su tipo en la historia energética del país y fue posible tras la sanción de la Ley Bases, que habilita contratos de exportación de largo plazo.
A diferencia de otras infraestructuras, este nuevo gasoducto de 36 pulgadas de diámetro no estará conectado al sistema nacional, ya que su operación estará dedicada exclusivamente al abastecimiento de los barcos fábrica.
La capacidad de transporte de esta nueva infraestructura será de hasta 28 millones de m³/día, considerando también el gas destinado al consumo interno de los buques.
El proyecto forma parte de la Fase 1 del programa Argentina LNG, que podría ampliarse en futuras etapas con socios internacionales como Shell y Eni.
Con esta segunda aprobación, la Argentina no solo consolida su presencia en el mapa global del GNL, sino que también profundiza la transformación de su matriz energética y fortalece su perfil exportador a largo plazo.
Para Río Negro, dicen los expertos, representa una oportunidad histórica de desarrollo económico y tecnológico, y una puerta abierta a nuevos mercados internacionales.