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Bautista Mascia filtró cómo quedó la casa que le regalaron en Gran Hermano

La vivienda del premio se transformó en un proyecto colectivo pensado para brindar apoyo y oportunidades a una comunidad históricamente desplazada.

Por Redacción

Lunes, 10 de noviembre de 2025 a las 10:48
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Bautista Mascia cumplió su promesa

Bautista Mascia sorprendió a todos cuando decidió que el premio mayor que obtuvo tras ganar Gran Hermano no sería para él. La casa prefabricada que recibió como parte del reconocimiento fue donada a La Casita Trans, una organización de Córdoba que trabaja a diario para acompañar y contener a personas trans que se encuentran en situación de vulnerabilidad. El gesto, celebrado por miles de seguidores, convirtió la coronación del uruguayo en el reality en un acto que trascendió lo televisivo.

Lo que podría haber quedado en una acción individual se transformó en una causa compartida. Bautista Mascia impulsó una campaña en redes para que la vivienda se convirtiera en un espacio digno, funcional y adaptado a las necesidades de quienes lo habitarán. Desde su mirada, ganar el juego no tenía sentido si no podía impactar positivamente en la vida de otros. Y así lo explicó en uno de sus posteos: “El premio es de todos, porque todos ayudaron a que yo llegara hasta acá”.

La raíz del proyecto surgió durante la final del programa, cuando conversó con Emmanuel Vich. El cordobés aseguró que, de haber obtenido el triunfo, apoyaría a la organización de su provincia. Esa semilla quedó resonando, y Mascia decidió tomarla como una bandera que, con el correr de las semanas, logró contagiar a miles de personas.

El camino tuvo varios desafíos. Primero, la casa no podía instalarse porque no había un terreno listo para recibirla. Luego, al analizar la estructura original, quedó claro que las dimensiones serían insuficientes para la gran demanda del lugar. Se puso en marcha una colecta y, con la ayuda de empresas y donantes anónimos, se consiguió ampliar la vivienda. De esta manera, se anunció entusiasmado: la casa sería el doble de grande.

Mientras estas gestiones avanzaban, La Casita Trans siguió trabajando como siempre: talleres, asesoramiento legal, acompañamiento psicológico y una escucha permanente para quienes se acercan en busca de contención. Para la organización, un hogar seguro es más que un techo: es la posibilidad de recomenzar con dignidad.

En los últimos días, Bautista Mascia compartió cómo va quedando la obra. Las paredes están levantadas, las habitaciones ya toman forma y cada ladrillo es un símbolo del apoyo colectivo que se generó alrededor del proyecto.

Aun así, el flamante refugio no está terminado. Le faltan pisos, mobiliario y detalles que requieren más manos y recursos. Sin embargo, la convicción sigue intacta: cuando las puertas se abran, también lo hará una oportunidad de vida distinta para muchas personas.

Con la fecha de inauguración aún por definir, el entusiasmo crece. El premio de un reality se transformó en una obra comunitaria que recuerda que el juego continúa, pero ahora afuera de la casa, donde los gestos solidarios pueden cambiar realidades.

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