Cuando Pampita decidió abrir el juego y hablar sin rodeos sobre cirugías estéticas, dejó claro desde el primer minuto que no piensa disfrazar sus dudas ni sus miedos. Sentada frente a Betular, Nati Jota y Eial Moldavsky en el ciclo Sería increíble, la modelo eligió exponer un costado poco conocido: el de la presión, el cuidado y los límites que le pone a su imagen.
La charla arrancó liviana, pero Nati la llevó directo a un terreno sensible: ¿cómo convive Carolina Ardohain con los comentarios sobre su apariencia? Lejos de dramatizar, respondió con naturalidad: “No, tengo la verdad todo buen comentario en el Instagram, la mejor siempre... Sí, no tengo nada de mala onda ni críticas y leo casi todos los comentarios”. Una sinceridad que sorprendió incluso a los conductores.
Después llegó la pregunta inevitable sobre si la belleza le pesa, sobre todo por la constante carga de que la marquen como la mujer ideal. Fue ahí cuando Pampita reconoció que, estando en televisión, no puede desentenderse del tema. Pero fijó una línea roja: “Sí, quiero estar bien si voy a estar en la tele años más, como que más o menos mantenerme, pero mantenerme con un equilibrio, ¿no? No me quiero deformar la cara...”.
A partir de allí, el diálogo tomó un tono más profundo. Nati remarcó que, en su posición, tiene acceso constante a profesionales, ofertas y tratamientos. ¿Alguna vez sintió la tentación de “hacerse algo”? La modelo no lo negó, aunque explicó cómo administra ese mundo que la rodea: “Tengo un centro de estética, que tenemos máquinas increíbles y sí, las uso obviamente: radiofrecuencia, cosas no invasivas, digamos”.
Pero enseguida llegó su frase más contundente, aquella que terminó marcando la postura central de la entrevista: “Pero soy cuidadosa con con el tema de inyectarme cosas y eso porque me da me da miedo deformarme, como que después no hay vuelta atrás”. En un ambiente donde el exceso suele disfrazarse de “retoque”, su advertencia resonó fuerte.
El intercambio con Nati fluyó entre risas y acordadas, aunque ambas coincidieron en lo esencial: el acceso fácil no obliga a nadie a modificar su cara. Pampita defendió la idea de mantener una estética cuidada sin caer en transformaciones extremas que la alejen de su identidad. Un mensaje que atraviesa generaciones y pantallas.
En pocos minutos de streaming, la conductora dejó en claro que su relación con la imagen es honesta, consciente y, sobre todo, equilibrada. Dijo que le importa verse bien, sí, pero también que no está dispuesta a pagar el precio de parecer otra persona. La belleza —según su propia mirada— vale mientras no cueste la propia esencia.