A pocos días de las Fiestas y en medio de una guerra mediática que no afloja, una pieza clave del vínculo entre Mauro Icardi y Wanda Nara salió a la luz: el acuerdo que determinaría cómo pasarán Navidad y Año Nuevo con sus hijas. No hubo comunicado oficial ni anuncio conjunto; la información apareció filtrada en El Diario de Mariana y volvió a poner a la expareja en el centro de la tensión.
Según adelantó el panel, el esquema estaría prácticamente sellado y divide las celebraciones de manera quirúrgica. La Navidad, el 24 y 25 de diciembre, quedaría en manos de Wanda. El cierre del año, en cambio, sería para Mauro Icardi, quien recibiría el 2026 junto a las nenas. En un contexto atravesado por estrategias legales, operaciones cruzadas y silencios medidos, la noticia despertó más dudas que alivio.
La confirmación, aunque a medias, llegó desde el entorno del futbolista. Cuando Guido Záffora consultó en vivo si ese era “el arreglo más cercano”, la abogada de Icardi, Elba Marcovecchio, optó por una respuesta calculada. “Tengo demasiada, demasiada reserva… pero va por ese lado. 24 con Wanda, fin de año con Icardi”, deslizó, dejando claro que el acuerdo existe, aunque todavía no se oficializó.
Lo más llamativo del debate fue lo que vino después. Záffora avanzó sobre el punto que más intriga generó: ¿dónde pasaría Icardi el Año Nuevo con las nenas? Dijo tener información de que el jugador estaba analizando la posibilidad de viajar a un “país neutral”, lejos de su rutina futbolística y de cualquier tensión geográfica. Consultó directamente si él mismo estaba gestionando ese plan.
La respuesta de Marcovecchio —breve, incómoda y elocuente— abrió aún más interrogantes. “No te puedo decir, Guido… primero necesitamos la autorización del club”, respondió. Ni confirmó ni negó: solo agregó combustible a la sospecha de que el destino elegido no sería Turquía, donde hoy reside junto a Eugenia “La China” Suárez.
Esa frase, mínima pero reveladora, bastó para que el panel interpretara que Mauro Icardi tendría que viajar especialmente para encontrarse con sus hijas. No sería un encuentro casual ni doméstico: sería un operativo cuidadosamente coordinado, dependiente de permisos deportivos y con un punto de encuentro fuera de Estambul.
Mientras tanto, Wanda Nara mantiene silencio en redes sobre el acuerdo. Entre compromisos laborales y posteos familiares, evita referirse a las negociaciones que definirán el cierre de año de sus hijas. Aun así, la filtración expone que, detrás de las sonrisas y las fotos con brillo, ambos están librando una pulseada donde cada detalle —hasta el país donde se recibirán las campanadas— tiene un peso simbólico.
Con este esquema ya delineado y un “país neutral” en estudio, las Fiestas prometen ser uno de los capítulos más tensos de la separación. Y, como ocurre siempre entre ellos, nada de lo que se filtre pasa desapercibido.