Hablar de Juliana Awada suele remitir de inmediato a su matrimonio con Mauricio Macri y al paso que compartieron en la Casa Rosada, el cual la convirtió en la Primera Dama durante su mandato. Pero lo cierto es que su historia sentimental comenzó mucho antes de ese periodo, entre los que tuvo vínculos que dejaron huella y que tuvieron como protagonistas a figuras del mundo empresario y hasta de importancia internacional.
En los años 90, cuando todavía no era conocida como en la actualidad, la empresaria dio un primer paso en su vida amorosa con el empresario Gustavo Capello. El matrimonio fue breve: apenas duró un año, pero marcó el inicio de un recorrido personal que la llevaría por distintos escenarios. Aquella separación la encontró en plena juventud y le abrió el camino a nuevas experiencias.
El segundo gran capítulo amoroso llegó casi por casualidad, en un vuelo conoció a Bruno Barbier, un heredero belga perteneciente a una de las familias más adineradas de Europa. Entre ellos surgió un flechazo inmediato que pronto se transformó en una relación sólida, a tal punto que incluso alcanzaron una década juntos. Durante ese tiempo, Juliana Awada se movió entre Buenos Aires y el continente europeo, para poder mantener su romance y las labores habituales.
En 2003 nació Valentina, la primera hija de Awada, fruto de su relación con Barbier. La llegada de la niña reforzó el vínculo, pero con el correr de los años comenzaron a aparecer tensiones familiares y rumores de infidelidades. Finalmente, la pareja decidió poner fin a la relación en 2009. Según el periodista Franco Lindner en su libro Juliana: secretos, amores y poder de la dueña de Mauricio Macri, la ruptura no fue sencilla y generó una gran polémica dentro del clan de esa familia.
Aun así, tanto Juliana Awada como Bruno encontraron la forma de mantener un trato cordial por el bienestar de su hija. Valentina, hoy instalada en Europa, conserva una relación cercana con ambos y mantiene como puente ese lazo que logró sobrevivir a la separación de sus padres.
El tiempo también demostró que aquella cordialidad se sostuvo cuando ella inició su historia de amor con Mauricio Macri. De hecho, no fue extraño que su ex pareja compartiera momentos familiares junto a la empresaria, Macri y Antonia, la hija menor de la pareja presidencial. Un gesto que dejó en claro la prioridad que siempre le dieron al entorno afectivo de los hijos.
Más allá de su exposición como Primera Dama entre 2015 y 2019, Juliana Awada ya tenía un recorrido personal y profesional que la distinguía. Sin embargo, más allá de los romances del pasado, su corazón le pertenece a Mauricio Macri, con quien lleva años de pareja en una sólida relación que la acompaña actualmente.