En los últimos días, Laurita Fernández sorprendió a sus seguidores con una revelación íntima que la tiene como protagonista. Tras haber anunciado hace apenas dos meses su separación del productor Peluca Brusca, la conductora y bailarina decidió abrirse públicamente sobre un tema muy personal: su deseo de ser madre y el paso que tomó para resguardar esa posibilidad en el futuro.
A través de un video compartido en su cuenta de Instagram, Laurita Fernández contó que decidió congelar sus óvulos y relató con detalle cómo fue la experiencia. “Congelé óvulos y esta fue mi experiencia”, comenzó explicando con total sinceridad, para luego remarcar que eligió contarlo porque entiende que puede ser un aporte para otras mujeres que atraviesan dudas similares. “Va con mucho amor, lo hice hace un tiempo, pero hoy me decidí a compartirlo porque me di cuenta de que quizás mi experiencia pueda ayudarlas a conocer más sobre este tema que públicamente se habla poco”, expresó.
La artista señaló que al principio lo vivió con total hermetismo y que casi nadie de su entorno estaba al tanto. Sin embargo, poco a poco comenzó a abrirse con amigas cercanas, quienes recibieron la noticia con entusiasmo. “Cada vez que lo decía me pedían que les contara cómo había sido el proceso, y hasta dos de mis mejores amigas se animaron a empezarlo”, reveló, destacando el efecto positivo que tuvo su testimonio.
Sobre los beneficios de la criopreservación, Laurita Fernández fue clara: “Es una herramienta increíble para las mujeres que queremos ser madres y formar una familia, pero que no estamos buscando un embarazo en este momento. Te da libertad y tranquilidad para el futuro si de manera natural no se da”. En ese sentido, la conductora resaltó que se trata de una alternativa que permite ganar tiempo sin la presión de tener que decidir de inmediato.
La bailarina también detalló cómo fue el procedimiento médico. Según explicó, el tratamiento dura entre 10 y 12 días, en los que se deben suspender las actividades físicas intensas. En su caso, sintió que este era el momento ideal para hacerlo porque no estaba comprometida con espectáculos teatrales ni proyectos televisivos que demandaran tanta exigencia física.
Su recorrido comenzó en el consultorio de su ginecóloga, quien la derivó a una especialista en fertilidad. Allí le realizaron estudios para evaluar su reserva ovárica, primer paso fundamental para iniciar el proceso. “Cuanto más joven sos al momento de hacerlo, mejor, aunque depende del cuerpo de cada mujer. Hay casos de baja reserva ovárica, pero eso no significa que el tratamiento no funcione”, explicó con naturalidad.
Otro de los puntos que compartió fue la rutina diaria de inyecciones subcutáneas en la panza, destinadas a estimular los ovarios. Con humor, Laurita Fernández contó que le bajaba la presión y que pensó que no iba a poder hacerlo sola, pero finalmente aprendió a aplicárselas con ayuda del equipo médico. “El objetivo es que el ovario aumente su tamaño para generar la mayor cantidad de óvulos posibles”, detalló.
Sobre la intervención final, Laurita Fernández explicó que fue sencilla y sin complicaciones. Se trató de un procedimiento ambulatorio que duró pocas horas y que atravesó con la compañía de su madre. Al día siguiente, ya estaba en reposo y, dos jornadas más tarde, retomó sus actividades habituales sin inconvenientes. “Me sentía 10 puntos, fue mucho más fácil de lo que había imaginado”, confesó.
Mientras tanto, su vida sentimental también ocupa espacio en la agenda mediática. Días atrás, trascendió que la actriz habría sido vista en un boliche de Palermo junto a Adolfo Martínez, un profesor de educación física y rugbier. Los rumores indicaban que la cercanía entre ellos podría dar inicio a una nueva relación.
Sin embargo, Laurita Fernández se encargó de desmentir categóricamente esa versión. En diálogo con la prensa aseguró que no está saliendo con nadie y que las versiones que circulan carecen de sustento. De este modo, dejó en claro que por ahora prefiere enfocarse en sí misma y en los nuevos proyectos que eligió compartir, entre ellos, la decisión de preservar su deseo de ser madre para el futuro.