LAVROR QUIERE VISITAR ARGENTINA

Rusia busca en América latina un baño de buena reputación

El canciller de Rusia, Sergei Lavrov, planteó la posibilidad de visitar América latina para fortalecer la relación "en auge" entre su país y la región
domingo, 5 de marzo de 2023 · 12:39

La guerra desatada en Ucrania tras la invasión de Rusia ya cumplió un año. Nada hace pensar en una pronta resolución del conflicto. Por un lado, Putin volvió a sacar a la luz la amenaza nuclear, saliéndose hace poco más de una semana del tratado de control de armas nucleares pactado con Estados Unidos. Por el otro, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelenski, aseguró que “no hay alternativa a la victoria ucraniana”. Los puntos de acuerdo, parecen inexistentes.

En este marco, cada uno de los países continúa con su estrategia de lograr asociaciones con otros estados. El bloque Occidental está claramente apoyando a Ucrania. De hecho, la vital ayuda económica y militar brindada por Estados Unidos y los países de la Unión Europea son lo que mantienen con buenas perspectivas al ejército comandado por Zelenski. Por parte de Rusia, los apoyos son mucho más escasos, y se manifiestan más por abstenciones o neutralidad, que por apoyo explícito. Sin embargo, cumplido el año de conflicto armado, la búsqueda de nuevos apoyos parece estar entre los objetivos de ambos países, en particular de Rusia.

Lavrov en América latina

El canciller de Rusia, Sergei Lavrov, estaría planificando una visita a América latina, en el marco de una acción internacional que aporte reputación al Kremlin. Los países a visitar serían Cuba y Venezuela, dos aliados históricos que no tendrán problema en recibirlo. Pero a estos dos se suman Brasil, México y Argentina. Para los gobiernos de estos tres países, recibir a Lavrov o no será motivo de mucha discusión interna.

Sergei Lavrov es un funcionario clave en la estructura de Vladimir Putin, más en tiempos de guerra. Él es quien aseguró que Rusia está dispuesto a sellar la paz, siempre y cuando Ucrania reconozca la pertenencia a Rusia de las regiones del Donetsk, Lugansk y Crimea, entre otras. Las afirmaciones de Lavrov siempre fueron tomadas por la comunidad internacional como una provocación.

Cabe mencionar que Lavrov ya visitó América latina. Fue en febrero de 2020, con la pandemia comenzando. En aquel momento, los países elegidos fueron México, Cuba y Venezuela. Sin grandes conflictos en el medio, la línea que siguió aquella visita fue la de mostrar una política independiente a la propuesta por Estados Unidos. Podríamos decir, una incipiente versión de la multilateralidad de la que Rusia (y también China) habla por estos días: romper con el mundo unipolar liderado por Estados Unidos.

Por qué América latina

Recientemente, el canciller Lavrov hizo referencia explícita a la vinculación de Rusia con la región. El canciller señaló que “las relaciones con América Latina están en auge. Hemos creado mecanismos de coordinación de enfoques”. Asimismo, enfatizó la necesidad de planificar juntos entre Rusia y la CELAC. También hizo referencia al BRICS y a la inquietud de algunos países, como Argentina, de sumarse al bloque. América latina, para Rusia, presenta múltiples escenarios para hacer pie.

Lavrov: "Pienso que nuestras relaciones con América Latina están aumentando"

Es cierto que la presencia de Rusia en la región, como en todo el mundo en vías de desarrollo, es cada vez mayor. La necesidad de financiamiento de estos países le ofrece a Rusia una oportunidad de oro para expandir su presencia en el mundo y rememorar viejos tiempos de la Unión Soviética. También es cierto que es una excusa perfecta para molestar a Estados Unidos en su patio de atrás. Muchos analistas señalan que Rusia quiere hacer a Estados Unidos lo que Estados Unidos hace a Rusia asociándose con sus países vecinos. Lavrov, incluso, dejó una frase clara, en la que acusó a Estados Unidos de estar en América latina para favorecer sus propios intereses: “Nos interesa tener otros países de América Latina en nuestras prioridades. No tenemos la doctrina Monroe. Cuando vamos a una determinada región, no subordinamos otro país a nuestros intereses”.

Por último, es fáctico que la región, a excepción de pocos casos, mantuvo una neutralidad a lo largo de todo el conflicto con Ucrania. América latina, a excepción de Bahamas, en general se opuso a las sanciones y condenas que Estados Unidos y la Unión Europea establecieron sobre Rusia.

En el caso de Brasil, Lula ha decidido mantenerse neutral respecto de la guerra. Se posicionó como un líder de consenso que busca que se alcance un acuerdo de paz lo antes posible. De hecho, el propio Lula ha hecho un llamamiento al diálogo, y ha presentado a Rusia su propuesta para alcanzar la paz. "Brasil no quiere tener ninguna participación, ni indirecta, porque creo que en este instante del mundo deberíamos estar buscando quién puede ayudar a encontrar la paz entre Rusia y Ucrania", afirmó Lula días atrás. El líder brasileño compartió su plan con las partes involucradas. Básicamente, se centra en la posibilidad de crear un foro mundial, al estilo G20, compuesto por países no involucrados en la problemática, para ayudar a Rusia y Ucrania a encontrar una solución. Desde Rusia, dijeron que están analizando seriamente la propuesta presentada por Lula.

Además, acaba de ser recibido por Joe Biden en la Casa Blanca. Lula ha sido elegido por la Casa Blanca como su aliado, en respuesta al tándem Bolsonaro-Trump, muy vigente a pesar de que ambos ya se encuentran fuera del gobierno. Lula buscará implementar en la escena internacional lo mismo que está ejerciendo en su propio país: la multilateralidad. El gobierno brasileño tiene representantes de todos los partidos con los que Lula se alió para ser vencedor en las elecciones. Para este Lula, no hay extremos, todo converge al centro. Y ve una oportunidad para transformarse no solo en el líder regional, que ya lo es, sino en un líder internacional. Es impensado, entonces, que en materia de política exterior tome partido. Lula ya visitó a Biden, pronto visitará a Xi Jinping. Para él, Rusia será un actor más en la multilateralidad en la que busca manejarse. No lo rechazará, pero tampoco ofrecerá gestos de aprobación a su accionar en Ucrania. Su posicionamiento como mediador le impedirá mostrarse muy complaciente con Lavrov.

Vale decir que Rusia y Brasil son socios en el bloque BRICS, que une a estos dos países con Sudáfrica, India y China. En ese ámbito, ya hay un marco para que Lavrov pueda visitar a uno de sus socios. Los avances en la propuesta de paz presentada por Lula podrían ser otro motivo para que Lavrov pise suelo brasileño, pero siempre en un marco de negociaciones, sin favoritismos.

El caso argentino

No hay dudas: resulta absolutamente inconveniente para Argentina, un país necesitado como nunca de generar confianza a nivel global para poder integrarse a las cadenas comerciales y a los mercados globalizados, ser sospechado de establecer vínculos Rusia, denunciado internacionalmente como violador de los derechos humanos y agresor de democracias. Este tipo de "coqueteos" con el gobierno de Putin por parte de un sector de la Cancillería argentina espanta a Occidente que se esfuerza por aislar a ese régimen en que sigue sometiendo a Ucrania.

Se trataría de un paso irresponsable por parte de Argentina de recibir a Lavrov. Hasta China, país con quien Putin estableció una fuerte alianza, se muestra prudente a la hora de posicionarse en relación a la guerra.  Xi Jinping lo sabe bien: no puede romper sus vínculos ni con Estados Unidos ni con la Union Europea, sus principales socios comerciales. Nunca hay que perder de vista que China se convirtió en una potencia global que hoy compite mano a mano con Estados Unidos gracias a su politica comercial que le permito hacer pie en los cinco continentes. No quiere que nada ni nadie le arruine eso. 

Queda claro que seria una pésima decisión estratégica del gobierno de Alberto Fernandez, desde el punto de vista politica, comercial y moral, recibir al enviado de Putin. El presidente argentino quedó condenado por su frase a Putin en su visita al Kremlin, dos semanas antes de la invasión a Ucrania. Allí, ofreció que Argentina sea “la puerta de entrada (de Rusia) a América latina”. Los acontecimientos inmediatos a esa frase le jugaron una mala pasada a Fernández. Esta frase cayó mal en la sociedad en el momento, pero mucho peor después de la invasión a Rusia. Para el gobierno argentino, la asociación con Rusia es incómoda, sobre todo en un año electoral. La mayor parte de la sociedad rechaza la guerra, y cualquier vinculación oficial puede ser vista como una toma de posición, algo que la ambigüedad del gobierno argentino trató de evitar en todo momento.

Además, para Argentina, su necesaria vinculación permanente con Estados Unidos, por los problemas de deuda externa, hacen que cualquier nacionalismo antiamericano quede relegado. En ese marco, no sería bueno momento para mostrarse cerca de Rusia. Sin embargo, la afinidad con Rusia es palpable. La provisión de las vacunas Sputnik en plena pandemia siempre será motivo de agradecimiento con el Kremlin. Los intereses rusos en materia de minerales, sobre todo en el noroeste del país, también son otro punto de encuentro. Para el gobierno argentino sería difícil decirle que no a Lavrov. Para Argentina, lo mejor es que Lavrov desista de su idea.

Por último, el caso de México es de más fácil resolución. Es impensado imaginar a un López Obrador teniendo un gesto de política exterior que irrite a su gran vecino del norte, con quien hoy (a diferencia de 2020, cuando recibió a Lavrov) mantiene una relación muy estrecha. AMLO también se mantuvo ciertamente neutral sobre el conflicto en Ucrania, y su necesidad de estar en buenos términos con Biden primarán ante la tentación de fortalecer vínculos con Rusia.

Distintos son los casos de Cuba y Venezuela. Los dos son gobiernos considerados dictaduras por buena parte de la comunidad internacional, incluidos sus vecinos de la región. Pero los dos son los mayores aliados de Rusia en estas latitudes. En el caso de estos países, más allá de los intereses económicos, y de que Rusia es en buena parte el sostén de estos regímenes aislados por la comunidad internacional, hay una cuestión fáctica que los une: las sanciones unilaterales impuestas por Occidente. Hoy, los tres son víctimas de las sanciones impuestas por Occidente. Aquí hay una causa común, que sin duda alguna ofrecerá buen terreno para que Lavrov visite la región.

No todas las visitas suman

Todo hace pensar que Lavrov busca en América latina un blanqueo en el mundo, un baño de buena reputación. El mundo, desde hace un año, ve a Rusia como el responsable de una guerra inhumana, que incluso podría escalar a niveles tan impensados como letales. Rusia es quien todas las semanas vuelve a poner en agenda la posibilidad de un enfrentamiento nuclear. Para el mundo Rusia es el responsable del asesinato de 8.000 civiles y de que 14 millones de ucranianos hayan tenido que dejar sus casas. Rusia necesita ganar buena reputación, mostrar que fuera de los popes occidentales, todo sigue como antes. En este sentido, América latina es una oportunidad.

El correr de las semanas mostrará cuán astutos serán estos líderes de América latina para rechazar o aceptar una eventual visita de Lavrov minimizando los costos asociados a la decisión. Sobre todo en los casos de Argentina, Brasil y México, la visita de Lavrov puede ser un boomerang, tanto a nivel local como externo. Deberán manejar la cuestión con mucha cautela.

Si hablamos de Cuba y Venezuela, la situación cambia. A nadie sorprendería ver a Lavrov junto Maduro o Díaz-Canel. Sin embargo, no parecen ser los destinos que Lavrov necesita para blanquear a Rusia en el mundo. Una foto con Lula, en Brasilia, es un trofeo que ni Maduro ni Díaz-Canel, juntos, pueden ofrecerle hoy al Kremlin.

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