Donald Trump puede atribuirse una parte importante del categórico triunfo que acaba de obtener Javier Milei en todo el país. Quizás no tanto por aquella frase que condicionaba la continuidad del apoyo al gobierno de La Libertad Avanza al resultado de las elecciones de medio término. Seguramente ese mensaje tuvo su impacto. Pero sin duda fue el inédito respaldo político de la principal potencia mundial lo que le dio aire a Milei para afrontar estas elecciones, que se transformaron en decisivas luego de la durísima derrota que había sufrido en septiembre en la provincia de Buenos Aires.
En las últimas semanas, Scott Bessent, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, se transformó en un actor clave. No solo por las medidas económicas que implementó —algunas inéditas como la de comprar pesos para sostener el precio del dólar, factor clave para que el gobierno llegara de pie a las elecciones de hoy—, sino también por sus casi diarios mensajes en X ponderando la política económica del gobierno y lo importante que era para Estados Unidos que el proyecto de Milei no naufragara electoralmente.
Ahora viene una etapa desafiante para Milei: deberá estar a la altura del apoyo que le dio Trump. Eso significa que deberá mostrar generosidad política para cerrar acuerdos con las fuerzas más cercanas ideológicamente: obviamente el PRO, pero también con los gobernadores más afines. Muchos de ellos, sobre todo los de Provincias Unidas, sufrieron derrotas resonantes y seguramente estén más dispuestos a sentarse con el presidente para acompañarlo en el Parlamento cuando el gobierno impulse las reformas que le piden todos: la laboral, la impositiva y la previsional.
El gobierno tiene que ser generoso en la victoria y no repetir el error de sentirse invencible. No debe olvidarse de la experiencia de septiembre en Buenos Aires y de lo zigzagueante que es el electorado argentino. Debería, lo antes posible, empezar a desarrollar musculatura política y conformar alianzas estables.
Acomodar lo político será clave también para mostrarle a Trump que tiene espalda suficiente para sostener un plan económico que necesita urgente de dólares, que deben llegar más temprano que tarde a través de inversiones. Trump ya hizo lo suyo, ahora le toca a Milei.