En el marco del 80° aniversario de los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki, el papa León XIV hizo un llamado contundente a la humanidad para continuar rezando por la paz mundial. Desde el Vaticano, tras el rezo del Ángelus, instó a la comunidad internacional a rechazar la guerra como método para resolver conflictos.
La conmemoración de esta tragedia histórica renovó el rechazo global a la violencia bélica. El pontífice recordó las regiones que aún sufren sus consecuencias y destacó la relevancia de la oración y la unidad de los fieles en la búsqueda de un mundo más pacífico.
Una luz de esperanza para el mundo entero
En un mensaje cargado de esperanza, el Papa exhortó a los líderes políticos y militares a meditar sobre sus decisiones, recordándoles la gran responsabilidad que tienen sobre las poblaciones más vulnerables. “No deben olvidar nunca las necesidades de los más débiles ni el anhelo universal de paz, que habita en todos los corazones”, afirmó.
El Santo Padre también puso foco en la delicada situación que atraviesa Haití, donde la violencia, los secuestros y las violaciones a los derechos humanos continúan afectando gravemente a la población. Por ello, solicitó a la comunidad internacional una acción urgente para liberar a los rehenes y fomentar la reconstrucción social e institucional del país. “Dirijo un sentido llamado a todos los responsables para que los rehenes sean liberados inmediatamente, y pido el apoyo concreto de la comunidad internacional para crear las condiciones sociales e institucionales que permitan a los haitianos vivir en paz”, expresó.
Por otra parte, el Papa celebró el reciente acuerdo de paz firmado entre Armenia y Azerbaiyán. “En este sentido, felicito a Armenia y Azerbaiyán, que han logrado la firma de la Declaración conjunta de paz. Espero que este evento pueda contribuir a una paz estable y duradera en el sur del Cáucaso”, manifestó, mostrando optimismo frente a este avance diplomático.
Finalmente, el pontífice reconoció la presencia y la oración de fieles y peregrinos de todo el mundo, subrayando que la unidad espiritual y el compromiso solidario son esenciales para construir un futuro mejor y más pacífico para todos.