¿LAPSUS?

La realidad, efectivamente, es una vieja película porno

La equivocación del Presidente no es un fallido de forma, sino de fondo.
martes, 21 de junio de 2022 · 17:14

El presidente Alberto Fernández tuvo un lapsus en otro discurso, y confundió “Garganta Poderosa” con “Garganta Profunda”. La “Garganta Poderosa” es una revista surgida en 2010 de una cooperativa popular de los barrios marginales de Buenos Aires. Tomó su nombre de “la poderosa”, aquella moto utilizada por Ernesto Che Guevara en su iniciático viaje por la América del Sur. La “profunda”, en cambio, es el título de aquella película pornográfica del año 1972, protagonizada por Linda Lovelace, que incursionó en oscuros y culposos cines y rompió récords, después, en la industria del video, en tiempos todavía analógicos y llenos de violencia por delante y por detrás de cámaras.

La equivocación, inmediatamente corregida por Fernández, con esa sonrisa que todo pretende disculpar, se viralizó convenientemente en el veloz mundo de las redes digitales, ridiculizando al mandatario. Sin embargo, el lapsus no es un fallido de forma, sino de fondo. Efectivamente, Argentina es una película porno de los años ’70: grosera en sus desvíos, penosa en sus justificaciones, y, sobre todo, obsesionada por la cultura fálica del poder, machista y penumbrosa, más allá de sus ropajes inclusivos.

El país no ha superado aquella cultura, en la que Linda Lovelace (nacida Linda Susan Boreman, en 1949, fallecida en 2002 a sus 52 años) es al tiempo heroína y víctima, reina del acceso al placer y plebeya esclava de ese mismo placer dolorosamente impuesto por el otro. El presidente Fernández, al pronunciar “profunda” en lugar de “poderosa”, abrió otra vez la culpa del inconsciente, y, con ella, ese túnel profundo por donde discurre una ideología fragmentaria, rudimentaria y acomodaticia: una permanente justificación del error permanente, una inmolación perversa en el altar del sacrosanto pueblo setentista.

No hace falta aquí hablar de peronismo o de antiperonismo, porque no va por allí la sustancia del asunto. Es, simplemente, la revelación del atraso que surge como una ola incontenible, que se vomita cada vez que se pretende digerir un alimento en mal estado. Argentina destapa la olla de un insufrible guiso condimentado con ideología barata y cada vez más flaco de nutrientes y sabores dignos.

No es un material para un meme, para un simple acto de chicana, sino la revelación de que, efectivamente, la realidad nacional es pornográfica, pues está llena de violencia no asumida, de hambre no satisfecho, de injusticias jamás corregidas.

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