El límite que nadie controla
Cada vez que llueve fuerte, surge la misma pregunta: ¿quién mantiene la General Paz? La avenida divide el AMBA entre Ciudad y Provincia, pero la respuesta es incómoda: ni uno ni otro gobierno se hace cargo directamente.
La General Paz no es una calle común: es la Ruta Nacional A001, por lo que su responsabilidad es federal. Sin embargo, en la práctica, esta información se pierde entre funcionarios y vecinos indignados, que ven el agua subir y no reciben soluciones inmediatas.
El limbo de la responsabilidad
Aunque la Dirección Nacional de Vialidad tiene la última palabra, la gestión diaria recae en la concesionaria Autopistas del Sol (Ausol), la misma que opera el Acceso Norte. Ellos se encargan del mantenimiento, iluminación, repavimentación y corte de pasto.
Pero la confusión persiste: cuando hay un incidente, la Policía de la Ciudad interviene en la mano hacia el Riachuelo, y la Policía Bonaerense en la mano hacia el Río de la Plata. En los hechos, la avenida parece un campo de batalla sin dueño, y los conductores son quienes pagan las consecuencias.
Un caos que se repite
Cada inundación revive el enojo de los vecinos: autos varados, semáforos apagados y calles intransitables. Mientras tanto, los funcionarios se escudan en jurisdicciones cruzadas, dejando al público con más preguntas que respuestas.
La tragedia vial y el caos climático parecen convertirse en un espectáculo recurrente en la General Paz, donde la ciudadanía exige soluciones y nadie da la cara por completo.
¿Quién debería responder?
En teoría, el Estado nacional, a través de Vialidad, es quien tiene que asegurar que la avenida esté en condiciones seguras. En la práctica, la gestión se diluye entre concesionaria, policía y gobiernos locales, dejando un vacío que solo aumenta la frustración de los usuarios.
Y mientras el agua sube en cada tormenta, la pregunta persiste: ¿Alguien se hará realmente responsable o la General Paz seguirá siendo un limbo donde nadie gobierna?