En un nuevo capítulo de sus contrapuntos con el Gobierno, Mauricio Macri volvió a cuestionar la orientación de la política exterior encabezada por Javier Milei y lanzó un mensaje directo respecto del vínculo con China. El expresidente sostuvo que el gigante asiático mantiene un rol clave para las exportaciones argentinas y advirtió que el alineamiento casi excluyente con Estados Unidos e Israel puede derivar en costos económicos y estratégicos.
Durante una entrevista con Seúl, Macri planteó que China constituye “un socio más complementario” para la Argentina que Estados Unidos debido a la demanda de alimentos y materias primas del país asiático. En ese sentido, remarcó que la economía norteamericana produce gran parte de los bienes que Argentina vende a Beijing, lo que vuelve al mercado chino un destino casi insustituible para sectores como la carne, la soja, los arándanos y las cerezas.
El exmandatario recordó además que, durante su gestión, resistió presiones de las administraciones de Barack Obama y Donald Trump para tomar distancia de Beijing. “Pudimos mantener esa relación sin romper con Estados Unidos”, señaló, en una clara señal de que considera posible un equilibrio diplomático que Milei —dice— estaría dejando de lado.
Las declaraciones llegan en medio del anuncio de un nuevo acuerdo marco entre Buenos Aires y Washington, presentado por la Casa Blanca como el inicio de una serie de negociaciones en áreas sensibles: aranceles, barreras técnicas, propiedad intelectual, agricultura, seguridad económica y subsidios, entre otros puntos. El Gobierno aspira a rubricar el entendimiento durante la próxima visita de Milei a Estados Unidos.
El acercamiento al país norteamericano también recibió elogios del secretario del Tesoro, Scott Bessent, quien semanas atrás describió a Milei como un líder decidido a “reducir la presencia china” en la región y calificó a la Argentina como “un faro en América Latina”. Sus palabras reforzaron la percepción de que Washington ve al libertario como un aliado clave en su disputa con Beijing.
Sin embargo, ese alineamiento ya tuvo efectos concretos. La Casa Rosada ordenó paralizar el proyecto del radiotelescopio CART, una iniciativa científico-tecnológica desarrollada en conjunto por instituciones argentinas y chinas en San Juan, que registraba un grado de avance significativo. La suspensión se interpretó como un gesto más en la estrategia de reducir la presencia del gigante asiático en sectores sensibles.
Frente a este escenario, Macri insistió en que la Argentina no puede “achicar su mapa de relaciones” y llamó a sostener vínculos múltiples. Su advertencia añade tensión a una interna silenciosa dentro del oficialismo ampliado, donde conviven distintas miradas sobre la inserción internacional del país.