La semana financiera comenzó con un marcado descenso en el dólar oficial, que retrocedió 10 pesos hasta los $1.370, mientras que los dólares financieros también mostraron bajas. Esta tendencia responde a la política del gobierno de aumentar significativamente las tasas de interés y elevar los encajes bancarios, una estrategia que ya muestra resultados, aunque con el efecto colateral de una posible desaceleración en el crédito.
En este contexto, si la estabilidad cambiaria se mantiene, se prevé un incremento en la demanda para posicionarse en activos en pesos, especialmente tras la última suba de tasas impulsada por el Tesoro. Varias administradoras de fondos (Alycs) recomiendan aprovechar las denominadas “super tasas” que ofrecen actualmente los instrumentos en moneda local.
Por ejemplo, las Letras del Tesoro (Lecap) alcanzaron un rendimiento de 60% anual en pesos, mientras que los bancos también incrementaron las tasas de sus plazos fijos, con algunas entidades que ahora ofrecen hasta un 36% anual, frente al menos del 30% registrado semanas atrás.
Desde el equipo económico se apuesta a que estos rendimientos en moneda local sean lo suficientemente atractivos para disminuir la demanda de dólares, incluso en medio del proceso electoral. Sin embargo, persiste la incertidumbre sobre si los inversores extranjeros estarán dispuestos a ingresar dólares para aprovechar estas tasas.
La caída del dólar contado con liquidación, que cerró por debajo de $1.360, indica una reducción en la presión dolarizadora, especialmente por parte de las empresas. No obstante, se espera que las tasas de interés en pesos no se mantengan por mucho tiempo en estos niveles, y que eventualmente converjan hacia un rango del 30% al 35% anual, similar al observado a mediados de junio antes del ajuste cambiario.
Invertir en pesos en este momento puede generar rentabilidades múltiples: por un lado, a través de la tasa de interés; por otro, mediante la posible apreciación de Lecap o Boncap; y también por una eventual retracción adicional del tipo de cambio, que mejoraría la ganancia medida en moneda dura.
El riesgo de un aumento abrupto del dólar está acotado, dado que el techo de la banda cambiaria se encuentra en $1.450, lo que limita la suba potencial a menos del 10%. Aunque no existen confirmaciones oficiales, el mercado prevé que el esquema de bandas se mantenga al menos hasta fin de año, superadas las elecciones legislativas.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) solicitó al Gobierno que clarifique el esquema monetario futuro, aunque sin establecer plazos. En su último informe, el FMI definió un aumento en la meta de reservas exigidas para fin de año en USD 5.000 millones adicionales, pero no mencionó cambios en el sistema de bandas.
La recomendación de invertir en pesos está condicionada por el resultado electoral del 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires. Este comicio es clave para sostener la estabilidad cambiaria y evitar un aumento en la presión por dolarización.
El antecedente de agosto de 2019, cuando la victoria de Alberto Fernández en las PASO generó una corrida cambiaria que obligó a implementar controles para contener el tipo de cambio, sigue muy presente. Un buen resultado para la alianza La Libertad Avanza en Buenos Aires podría incluso hacer bajar el dólar nominal. En cambio, un desempeño débil podría llevar al tipo de cambio a acercarse al techo de la banda, forzando al Banco Central a vender reservas para contener el precio y reduciendo significativamente la rentabilidad de pasarse a pesos.