Un sueño que se convirtió en pesadilla
Un padre neuquino y su pequeño hijo habían planificado durante meses un viaje inolvidable: estar presentes en el último partido de Lionel Messi en el país con la camiseta de la Selección Argentina. Juntaron peso por peso, organizaron el viaje a Buenos Aires y armaron todo con la ilusión de vivir una jornada histórica.
Pero lo que debía ser un recuerdo imborrable se transformó en la peor de las decepciones: fueron víctimas de una estafa con entradas falsas y quedaron afuera del estadio.
El engaño y la pérdida
El hombre relató que en su desesperación por conseguir tickets recurrió a un contacto que ya le había vendido entradas en otras ocasiones. Le aseguraron que era todo legal, incluso le entregaron los boletos en un local comercial. Cada uno le costó más de 300 mil pesos, una suma enorme para su economía familiar.
Sin embargo, al llegar a los molinetes del estadio, la ilusión se rompió en segundos: las entradas eran truchas. Los controles lo confirmaron de inmediato y padre e hijo se quedaron afuera, con el corazón partido y la bronca a flor de piel.
La angustia más grande: el rostro del niño
“Lo más triste de todo es la cara de mi hijo cuando nos dijeron que no podíamos entrar”, lamentó el padre.
El pequeño había soñado con ver en vivo a Messi, con gritar los goles de la Selección y con llevarse el mejor regalo de cumpleaños. Nada de eso pudo cumplirse.
La familia ahora da por perdido el dinero, pero lo que más duele es la oportunidad perdida: no habrá otra ocasión para que el niño vea en Argentina a su máximo ídolo.
Indignación y bronca sin consuelo
La historia genera impotencia. No se trata solo de una estafa económica, sino de un golpe emocional que destrozó la ilusión de un chico neuquino. Un engaño que desnuda la falta de controles y la crueldad de quienes lucran con los sueños más puros: los de un hijo que quería ver a Messi con la camiseta celeste y blanca.