El Gobierno definió cambios clave en el esquema de bandas cambiarias y el mercado ya pone números concretos sobre la mesa. Con la nueva metodología que comenzará a regir desde enero de 2026, el dólar tendrá un mayor margen de movimiento antes de que el Banco Central deba intervenir, en un intento por dar más previsibilidad y corregir el atraso que se venía acumulando.
La decisión oficial establece que las bandas cambiarias pasarán a ajustarse según la inflación, tomando como referencia el último dato disponible del Índice de Precios al Consumidor. Para el arranque del año, el cálculo se hará con la inflación de noviembre, que fue del 2,47%, lo que implica una actualización mayor a la que regía hasta ahora, cuando el ajuste mensual era del 1%.
Según estimaciones privadas, el techo de la banda cambiaria se ubicaría cerca de los $1.564 hacia fines de enero. Ese sería el valor máximo que podría alcanzar el dólar mayorista sin que el Banco Central tenga que salir a vender divisas para frenar la suba. Con el esquema anterior, ese límite habría quedado más bajo, alrededor de los $1.542, por lo que el nuevo sistema amplía levemente el margen de flotación.
La lectura general de los analistas es positiva, ya que el cambio corrige el desfasaje que se generaba cuando la inflación avanzaba más rápido que las bandas. Sin embargo, también aparecen dudas sobre si esta herramienta será suficiente para garantizar la oferta de dólares que necesitará la economía en 2026 y, al mismo tiempo, permitir que el Banco Central fortalezca sus reservas.
Uno de los puntos que más miran los economistas es el comportamiento del ahorro en dólares de las personas. Si la demanda mensual de divisas para atesoramiento se mantiene elevada, las necesidades de financiamiento podrían superar los 50.000 millones de dólares en el año. En ese escenario, la clave pasará por la confianza del mercado en el programa económico y en la capacidad del Gobierno para sostener el rumbo.
Las proyecciones del propio Banco Central, a través del Relevamiento de Expectativas de Mercado, permiten anticipar una suba gradual del techo de la banda en los meses siguientes. Con la inflación estimada para diciembre, el límite superior podría rondar los $1.597 a fines de febrero. En marzo, subiría a la zona de $1.627; en abril, a $1.655; en mayo, a $1.685; en junio, a $1.711; y en julio, cerca de los $1.737, siempre que se cumplan las previsiones de inflación.
Hasta ahora, el esquema vigente obligaba al Banco Central a intervenir si el dólar salía de un rango que hoy va de poco más de $900 a alrededor de $1.522. El objetivo sigue siendo el mismo: evitar saltos bruscos y movimientos extremos, pero con bandas que se actualicen de manera más realista frente a la evolución de los precios.
Desde la autoridad monetaria explicaron que ajustar las bandas por inflación no implica convalidar una suba del dólar, sino otorgar mayor flexibilidad y reducir la incertidumbre hacia adelante. En un contexto de metas con el FMI, reservas ajustadas y expectativas todavía sensibles, el nuevo esquema busca convertirse en una pieza central del delicado equilibrio cambiario.