La Ruta de los Siete Lagos, este icónico recorrido patagónico, que serpentea entre San Martín de los Andes y Villa La Angostura, se transforma en un escenario mágico cuando los bosques se tiñen de ocres, rojos, naranjas y amarillos, ofreciendo un espectáculo visual que alimenta el alma y deleita la lente de cualquier fotógrafo.
Para los que escapan del bullicio de la ciudad y buscan una conexión profunda con la naturaleza, la Ruta de los Siete Lagos en otoño es mucho más que un simple viaje en auto. Es una invitación a detenerse, respirar el aire puro y contemplar la majestuosidad de un paisaje que parece pintado a mano. Los espejos de agua cristalina reflejan el fuego de los árboles circundantes, creando una doble dosis de belleza que enamora.
Un viaje en auto con paradas estratégicas
La clave para disfrutar plenamente de la Ruta de los Siete Lagos en otoño es tomarse el tiempo necesario para conocer cada rincón. Algunas paradas estratégicas en el camino pueden llegar a ser:
- Lago Lácar (San Martín de los Andes): si el viaje comienza en esta ciudad se puede dedicar un tiempo a recorrer la costanera del lago. Las primeras pinceladas de color otoñal en las laderas de las montañas que lo rodean es la antesala de un espectáculo aún mejor. Un paseo en catamarán también es una buena opción para tener una perspectiva diferente de la paleta de colores reflejada en las aguas del lago.
- Mirador del Arroyo Partido: desde este punto panorámico se puede admirar el contraste entre el verde perenne y los tonos rojizos del otoño que crean una imagen impactante.
- Lago Machónico: su forma alargada y las montañas que lo rodean lo convierten en un marco perfecto para fotografías otoñales.
- Lago Escondido: Su nombre lo dice todo. Un pequeño paraíso rodeado de un bosque denso que en otoño estalla en tonalidades cálidas. Una caminata corta por sus senderos permite a sus visitantes sumergirse en este ambiente mágico.
- Lago Villarino y Lago Falkner: Estos lagos gemelos ofrecen paisajes diversos. El Villarino, con sus playas de arena y el Falkner, con la imponente presencia del cerro homónimo y la cascada Ñivinco cercana, ambos enmarcados por el colorido otoñal, son imperdibles.
- Lago Correntoso: Famoso por su transparencia y su corto río que lo une al Nahuel Huapi, el Correntoso en otoño es un espectáculo de reflejos dorados y rojizos.
- Lago Nahuel Huapi (Villa La Angostura): acá finaliza el recorrido. Desde sus miradores, se puede apreciar la inmensidad del lago rodeado de montañas vestidas de gala otoñal. Un paseo por el Bosque de Arrayanes, con su color canela característico, es el broche de oro de una aventura cromática.
Caminatas cortas para vivir el otoño patagónico
Porque no todo se trata de manejar, algunas caminatas cortas ideales para realizar en otoño.
- Sendero al Mirador del Lago Escondido: un sendero breve y bien señalizado que te recompensará con vistas panorámicas del lago y el bosque teñido de colores.
- Cascada Ñivinco: una caminata accesible que te llevará a esta hermosa cascada rodeada de vegetación otoñal. El sonido del agua y los colores del entorno crean una experiencia sensorial completa.
- Senderos en los alrededores de Villa La Angostura: Muchos senderos cortos y de baja dificultad parten desde la villa, ofreciendo la oportunidad de caminar entre los árboles y disfrutar de la paleta otoñal en primer plano.
La Ruta de los Siete Lagos en otoño es un viaje que se graba en la memoria y en las tarjetas de memoria de la cámara. Es una invitación a vivir la naturaleza en su máximo esplendor, un regalo para los sentidos y una experiencia inolvidable en el corazón de la Patagonia Argentina.