Las desprolijidades del sindicato y el gobierno

Un paro que no fue y una conciliación que no es

Durante la tarde de ayer varios medios intentaron confirmar con referentes sindicales la medida de fuerza, la respuesta unánime fue el “silencio”. Extraoficialmente se informó que el jueves a las 08:00 am se retoman las actividades.
jueves, 28 de noviembre de 2019 · 08:11

Solo desde el Sindicato que lidera Guillermo Pereyra se confirmó -en horas de la tarde- el cese de actividades; y al mismo tiempo, referentes del Sindicato de Jerárquicos anunciaron la conciliación obligatoria.

Ante la falta de coherencia sindical, este medio realizó consultas a los operarios de las empresas de servicios para conocer la situación del campo. Lo novedoso de la situación es que mientras se confirmaba el paro de actividades por las redes sociales, los trabajadores sindicalizados continuaban sus actividades preparando los escenarios operativos para el cese de actividades a partir de la mañana del jueves.

En síntesis, el sindicato de base confirmó el paro, el sindicato de jerárquicos informó la conciliación y los trabajadores en el campo  convencidos que el paro era el jueves. El resultado, “un paro que no que no fue y una conciliación que no es”.

Y Para los referentes laborales de las empresas petroleras esta situación no es ajena. La estrategia de Guillermo Pereyra es apretar y no ahorcar. El líder sindical siempre entendió que no puede llevar la situación a un callejón sin salida, y en este sentido, recurre a la conciliación obligatoria.

La estrategia elaborada por el sindicato y anunciada en este medio el lunes pasado, significó que las empresas de servicios especiales deberán retrotraer los despidos y sentarse durante los próximos quince días a conversar con el sindicato.   

Por lo menos así lo establece la disposición número DI-2019-811 firmada por la Directora Nacional de Relaciones y regulaciones del Trabajo, Gabriela Marcello, del Ministerio de Trabajo de la Nación.

En el artículo cuarto de dicha disposición intima a las Cámaras y por su intermedio a las empresas que representan “a retrotraer la situación existente con anterioridad al inicio del conflicto, dejando sin efecto los despidos producidos por el plazo que dure el presente procedimiento conciliatorio”.

Lo inédito y novedoso fue la desprolijidad y el silencio. Solo por la noche se intento justificar la medida negando la conciliacion e informando que por la mañana se reactivarían las actividades. Pero lo importante -políticamente- es que el Sindicato consiguió trasladar el conflicto para el 11 de diciembre, el primer día del nuevo gobierno. Un gesto sindical para el gobierno saliente y un regalo para el nuevo gobierno.

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