El déjà vu de la cuenca neuquina

El silencio político, las discusiones institucionales, los cortes de ruta, las peleas gremiales y los avisos de venta de acciones de empresas locales dejaron de ser la noticia para convertirse en una realidad cotidiana.

Mientras tomaba estado público la pelea entre la Federación de Cámaras del Sector de la Energía de Neuquén y la empresa de bandera, desocupados de San Patricio del Chañar bloquearon por quinta vez los portones de acceso de las empresas contratistas radicadas en Añelo.

Las bases de las empresas locales están siendo el blanco de los desocupados por la falta de reactivación de la concesionaria que tiene el 61% de los campos petroleros de la provincia. La falta de un verdadero liderazgo en materia energética centró la presión en los niveles intermedios de la pirámide social neuquina.

Estos actores, desgastados de promesas incumplidas e ignorados del trabajo social que vienen realizando en cada localidad petrolera, comenzaron a distanciarse lentamente de las políticas que imponen desde Puerto Madero con el silencio cómplice del gobierno central y la autoridad provincial.

La crisis económica y financiera que atraviesa YPF y consecuentemente la provincia, se suma el descreimiento y la falta de confianza de los principales actores de la sociedad neuquina. Un combo que sindicalistas y empresarios lo sintetizaron como el déjà vu de la cuenca neuquina.

Añelo se está convirtiendo en la zona caliente de los conflictos sociales mientras el intendente trabaja rodeado de un pequeño grupo de gente para bajar la conflictividad de su pueblo. La ayuda de YPF o del gobierno provincial se percibe lejana y el fantasma de la historia reaparece día tras día.

Para los sindicalistas el factor tiempo es un activo que no se recupera; y en este sentido, la falta de definiciones para el sector energético permitió que emergiera un esquema desordenado de las relaciones laborales. La realidad exige que las empresas ajusten sus dotaciones a la coyuntura actual mientras el gremio intenta mantener las dotaciones pre-pandemia.

Todos coinciden que la industria debe redefinir su visión de negocio para entender hacia donde se dirige el sector. El tema es que esa falta de liderazgo o de una definición clara a la hora de comunicar terminó generando fricciones en las estructuras intermedias de la industria.

Otro tema que emergió en estos días es el sentimiento de soledad que invade las oficinas de los empresarios locales. La falta de perspectiva y de una verdadera reactivación es tan grande que los socios de PetroNeu SA decidieron vender el paquete accionario.

La sociedad emblemática que nació luego de la privatización de YPF anunció la venta del 100% de la participación accionaria. La empresa de Cutral Co y Plaza Huincul que subsistió a los distintos avatares económicos analizó recientemente las perspectivas que ofrece el contexto actual a las empresas locales y decidió poner en venta sus activos.

Se comentó que luego de los 30 días que marca el estatuto social, los accionistas tienen la potestad de vender sus acciones a terceros, y en este caso, dicen que existiría una entidad financiera de Buenos Aires muy interesada en adquirir los activos.

La decisión de PetroNeu, el comunicado de la FECENE, la soledad de los intendentes, el desorden laboral y la ausencia de una visión clara anuncian cambios en la escena regional que los Illuminatis (de Neuquén) los terminaron llamando un déjà vu.

La realidad es que la falta de una sincera reactivación está poniendo al límite las situaciones conflictivas en las comarcas petroleras. No hace falta recurrir a una orden como los Illuminatis para entender que el escenario actual está cambiando y nadie confía en los gestores del cambio. En este sentido, nada mejor para describir un sentimiento popular con la frase: “para muestra hace falta un botón”, un pensamiento que sintetiza que quien falló en lo pequeño, también fallará en lo grande.