Asesinato, violencia y engaño
El crimen de Plottier y el paroxismo engañoso de las redes sociales
La fuerza de las versiones sobre el asesinato de Cielo confundieron y enardecieron todavía más a la gente.Llegó un momento en que nadie sabía cuál era la realidad. El potencial estafador que tienen las redes sociales tuvo su paroxismo este martes 17 de septiembre, con epicentro concreto y virtual en Plottier. Tal vez alguien, desde el mundo lejano, se habrá metido también y participado del jolgorio engañoso que se creó desde la virtualidad, vaya uno a saber por qué, a partir del horrendo asesinato de Laura López, conocida como Cielo, una chica de 18 años.
Los fiscales y la policía investigaron, siguieron pistas informáticas, huellas de celulares, indicios físicos, y fueron a allanar una vivienda y un taller. Estaban más o menos seguro de que allí encontrarían al autor del crimen. Lo detuvieron, se lo llevaron, y este miércoles será imputado. Todo, hasta ahí, era razonablemente normal. El gobierno neuquino, que había dispuesto un “comando” político especial para tratar y evaluar, junto al intendente de Plottier, Andrés Peressini, el impacto social del asesinato, estaba tranquilo, con ciertas garantías de poder mostrar un rápido esclarecimiento, a tono con la demanda que una multitud nunca antes vista en una marcha, había planteado el lunes, con una notable paz, y a la vez, una notoria firmeza.
Pero la normalidad, la evaluación, la pesquisa, no contaban con las redes sociales. Pronto, se desató un vendaval de mensajes por whatsapp, que comenzaron a replicarse y a correr con una velocidad asombrosa, adquiriendo categoría de verdad aunque distaran de serlo. Que fulano tenía que ver, que mengano se había pegado un tiro, que el carnicero tal cosa. Mensajes de audios con versiones impresionantes: ritos umbanda, sectas, narcos, todos en el mismo lodo manoseaos. Una noticia datada en Nueva York, que publicó entre otras tantas el portal mejorinformado.com, sobre un cadáver transportado a mano, fue comentada insólitamente como parte de la información referida al crimen de Plottier. La fuerza de lo impostado se confundió con lo verdadero y probado, y los ánimos se siguieron caldeando al ritmo de las redes sociales.
Pronto, se pasó de la virtualidad al mundo físico. Atacaron la carnicería de Lozano. La incendiaron. Incendiaron una camioneta. Se enfrentaron con la policía. Hubo violencia desde la tarde hasta la noche. Todo pasó a una cuadra de donde se hacían los peritajes clave para esclarecer totalmente el crimen de Cielo. El lío fue tan grande –en un momento había no menos de 500 personas combatiendo con la policía- que las pericias se suspendieron. Los forenses y los fiscales se replegaron, ya con las pruebas suficientes para acusar al detenido. La confrontación siguió, al igual que las versiones de las redes, cada vez más mezcladas, cada vez más confusas.
Nadie, en algún momento, tuvo la exacta dimensión de por dónde pasaba la verdad. Nadie le creía a nadie. Este martes, en Plottier, se tuvo la prueba del mundo en el que vivimos, y de lo peligroso que puede ser la manipulación, intencionada, o brutalmente ignorante, de la información, de lo que se comunica, de lo que se da por cierto.