Entre las fuerzas federales y la miseria de la Rionegrina

En la zona de Villa Mascardi está militarizada. El Comando Conjunto conformado por la Policía Federal, Gendarmería y PSA no escatima en recursos, además de hombres también está lleno de vehículos para traslado de personal y de choque. En contrapartida, a pocos kilómetros al sur, por ruta 40, desde El Bolsón deben cubrir un puesto fijo ordenado por la Jefatura, pero como el único patrullero de la caminera no funciona, los policías deben ir a dedo o en el mejor de los casos en sus autos, con su combustible para tener al menos un lugar donde resguardarse del frío o la lluvia durante las 12 horas que deben permanecer en el lugar.

El chiquito destacamento de Seguridad Vial de El Bolsón pasa casi desapercibido por parte de los automovilistas que circulan por la ruta Nacional 40 e ingresan a la ciudad desde el norte. Lo único que advierte que se trata de un puesto de la Policía es una baliza, que le sacaron en algún momento a un patrullero viejo, que está colgada del alero de chapa que alguien le hizo a la casilla donde funcionaba hasta noviembre del año pasado y que el personal se encargó de refaccionar con sus propias manos. Hay dos mástiles donde flamean las banderas de Río Negro y la de Argentina. Pero no hay ningún móvil policial.

Hace ya casi un año que el viejo Fiat Siena modelo 2003 está fuera de servicio. Un mecánico de la ciudad intenta repararlo desde hace tiempo, pero aún no logra tener listo el motor hecho a nuevo, con repuestos donados por comerciantes y la mano de obra también.

Los uniformados tienen asumido que en caso de que suene el teléfono y les avisen de un accidente, deben esperar que pase algún auto y hacer dedo para que los lleven hasta el lugar. Pero esta no es la única situación que vive el personal que está asignado a ese lugar, sino que ante la ebullición del conflicto con las comunidades mapuches, desde Jefatura les ordenaron cubrir un puesto fijo a unos kilómetros al norte de la ciudad, y al lugar también deben ir como pueden.

Las guardias en ese puesto fijo sobre la ruta 40 son de dos uniformados, en general se trata de un hombre y una mujer para que haya presencia femenina ante cualquier conflicto. Para ir, deben hacer a dedo o en el mejor de los casos en sus vehículos particulares para poder resguardarse del frío o la lluvia. Tampoco tienen en el lugar un lugar acondicionado para ir al baño a hacer sus necesidades, algo tan lógico que suceda durante las 12 horas de servicio.

La falta de móviles o que estén fuera de servicio por roturas y sin la provisión de repuestos, es algo que lo viven a diario en las distintas comisarías, independientemente del lugar de la provincia donde se haga el reclamo. Recientemente en Choele Choel, ante el crimen de un joven comerciante, la comunidad marchó en reclamo de mayor seguridad y se escuchó claramente cuando el hermano de la víctima le pidió al intendente Diego Ramello que pida mejores condiciones para la labor policial porque "los móviles se caen a pedazos".