CASO MANDAGARAY

Un año de la muerte del oficial en una instrucción policial

El oficial, hijo de dos importantes jefes policiales de Río Negro, murió por agotamiento físico tras un terrible sometimiento en un curso.
viernes, 15 de abril de 2022 · 06:15

Gabriel Emanuel Mandagaray tenía 25 años, un bebé de sólo 5 meses, y era hijo de policías de alto rango. Supo que su vocación estaba dentro de la fuerza. Pero no sería un uniformado más, quería ingresar al grupo de elite COER. Pero para eso debía capacitarse. Junto con varios aspirantes inició el curso de supervivencia aprobado por la Jefatura y con los instructores dispuestos por la cúpula.

El 15 de abril de 2021, en Bahía Creek, tras un padecimiento espantoso que significó caminar casi 40 kilómetros entre dunas, meterse a un tanque australiano y pasar la noche mojado, además de revolcarse en la bosta de animales por orden de sus superiores, Mandagaray -que no sabía nadar- fue obligado junto con otros dos oficiales, Emmanuel Quiribán (ex jugador de fútbol de Deportivo Roca) y Fabián Erice (oriundo de Valle Medio), a meterse al mar uniformados, con borceguíes puestos, y transportando un pesado tronco en sus hombros.

El agotamiento físico, como índica el informe de autopsia, les jugó en contra. Con el agua a la altura del cuello y las olas que los pasaban por arriba, Quiribán y Erice comenzaron a ver como Mandagaray desaparecía en la profundidad. Ellos intentaron rescatarlo y luego salieron para salvar sus vidas. Sus superiores, que filmaban todo, y les ordenaban que permanezcan en el agua. No había ni médicos, ni guardavidas, ni salvavidas, ni personal de Prefectura que brinde seguridad en esa práctica en el agua.

El mar expulsó, varias horas más tarde, el cuerpo de Mandagaray. Los dos policías que alcanzaron a salir fueron trasladados en una camioneta policial unos 100 kilómetros hasta la salita de El Cóndor, donde fueron atendidos por hipotermia. Allí en esa pequeña dependencia de Salud Pública comenzó a ejecutarse un pacto de silencio que hasta hoy se mantiene.

Hace un año, Mejor Informado de manera exclusiva contaba detalles de la orden que impartió un alto funcionario de la cúpula les daba a los aspirantes que habían presenciado como uno de sus compañeros moría ahogado. “Lo que pasa en la Policía, queda en la Policía”, dijo, palabras más o menos un Comisario Inspector aquella fría noche en El Cóndor. También este medio trazaba un paralelismo con el Caso Carrasco y la costumbre de bailar a los aspirantes.

Este Comisario Inspector, les hizo saber a los jefes del COER que instruyan a los oficiales para que no hablen, también colocó custodia en la salita de El Cóndor, con la intención de que los dos sobrevivientes no puedan dialogar con nadie.

El pacto de silencio recién logró fisurarse, en julio, cuando luego de la Feria Judicial, se realizó la reconstrucción del hecho. El Comisario Antonio Mandagaray, en ese entonces aún jefe de la Regional I de Viedma, siguió de cerca cada uno de los detalles y escuchó como otros oficiales relataban los padecimientos. Cargado de impotencia, contuvo las lágrimas cuando relataron que uno de los instructores había orinado a su hijo el día anterior.

Sin dudas que fue una jornada muy sentida para todos los que participaron, sin embargo los jefes que participaron comieron un asado esa noche en la Escuela de Cadetes de Viedma, como si tuvieran algo que festejar.

Recién el 17 de septiembre, con los testimonios recogidos, el informe de autopsia y los detalles conocidos durante la reconstrucción del hecho, el fiscal Guillermo Ortiz pidió la imputación del entonces Jefe de COER de Viedma, Alejandro Gattoni, coordinador general de la capacitación; su par de Cipolletti, Alfredo Nahuelcheo y los sargentos Maximiliano Vitali de COER de Bariloche y Marcelo Contreras de Viedma, por homicidio culposo.

El 7 de octubre, Antonio Mandagaray, decidió retirarse de la fuerza. Mientras que el 17 de febrero de este año, la gobernadora Arabela Carreras designó a la madre del oficial muerto en Bahía Creek, Adriana Fabi en la cúpula al ascenderla a Comisario General y ponerla al frente de directora de Toxicomanía y Leyes Especiales, en un hecho que  se promocionó como la primera mujer en tener esa jerarquía, cometiendo un error inmenso porque la primera fue Rosalba Beatriz Castillo, quien llegó a ser subjefa de Policía en la propia gestión de Carreras.

El 10 de noviembre del año pasado, finalizó la etapa de formulación de cargos, cuando pudieron imputar al último de los instructores que llevaron adelante “verdaderas conductas deshumanizantes” contra los aspirantes. En aquel momento se fijó 4 meses para desarrollar la investigación y aunque el fiscal tendría todo probado, solo falta que aparezca una cámara Go Pro que tenía Gattoni y que pese a los allanamientos nunca fue encontrada.

El caso desnudó una gravedad institucional tremenda. El Jefe Tellería apartó al Director General de Capacitación y Perfeccionamiento y Comisario General Carlos Víctor Grasso y al Jefe del Departamento Académico, Comisario Inspector Oscar Alberto Szymansky, con la intención de que la responsabilidad por la muerte de Mandagaray termine ahí. Sin embargo la detención del ex Jefe de Policía y Secretario de Seguridad Víctor Cufré y del ex Jefe Jorge Villanova, por ser responsables de los actos policiales en el que murieron dos personas en Bariloche en 2010, pone en jaque a los rangos más altos de la Policía y del hoy Ministerio de Seguridad.

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