En la quinta jornada del tercer juicio por el asesinato de María Marta García Belsunce, ocurrido en un country en octubre de 2002, que se le sigue a Nicolás Pachelo, el tribunal escuchó audios del imputado, tomados de su teléfono celular poco después del crimen. En uno, reconoció tener un fusil en su casa del Carmel y en otro se refirió de manera denigrante de la víctima. Sin embargo, la prueba contra el ladrón parece no ser suficiente como para lograr una condena.
El ex vecino de María Marta llegó como único imputado al tercer juicio. En los anteriores, Carlos Carrascosa, el viudo, fue condenado y luego sobreseído, como también familiares de la víctima a quienes acusaron de encubrimiento.
Pachelo estuvo siempre en la mira de la familia García Belsunce. Estaba considerado el ladrón del barrio privado y hubo quienes le tenían miedo.
El fiscal que lo acusa está convencido que Pachelo fue quien le efectuó los seis disparos a la cabeza a María Marta García Belsunce esa fatídica tarde del 27 de octubre de 2002 a la hora en la que se jugaba el superclásico entre Boca y River.
Los audios fueron escuchados por los integrantes del Tribunal Oral Criminal (TOC) 4 de San Isidro, en el inicio de la quinta audiencia del juicio, donde también se reprodujeron otros: uno de una conversación de Pachelo con un periodista y el restante con otro hombre.
"No sé si es croata o yugoslavo, de la guerra de Bosnia...no sé...de los quilombos de ahí. Es entodo negro, con culata negra, y carga tres tiros. Es una bestia, tirás a un árbol y lo partís, es una bestia. La mira no es buena. Si querés mañana te lo muestro, lo tengo acá en el country", se escucha decir a Pachelo en una comunicación telefónica con otro hombre que le pregunta por "el fusil" que el acusado le había mencionado.
En el primero, el ex vecino reconoce un robo a un habitante del Carmel y en el restante, del 15 de diciembre de 2002, habla de María Marta García Belsunce.
"Cuando uno es pendejo se manda cagadas….mi vieja me lo dijo siempre…estoy en este quilombo con esta vieja conchuda que ni la conocía. Parece que los fiscales se pusieron a investigar a todos los socios del club y el único que tenía quilombos era yo. Y que yo estaba peleado a muerte, pero era mentira", dice el acusado.
Los siguientes son los audios que fueron difundidos hoy donde el acusado Nicolás Pachelo menciona de manera denigrante a la socióloga asesinada y asegura que en su casa del country Carmel guarda un fusil.
Las escuchas telefónicas pertenecen al celular de Pachelo y fueron ordenadas por la Justicia tras el crimen de María Marta.
La sombra de Pachelo
La empresa de vigilancia del country Carmel de Pilar había asignado las semanas previas al crimen a un vigilador para realizar un seguimiento especial sobre los movimientos del vecino Nicolás Pachelo y de su entonces esposa, a quienes apodaban "Romeo y Julieta", ante las sospechas que recaían sobre él por robos en el predio.
El dato sobre el seguimiento al que denominaban "sombra" fue revelado este miércoles por el testigo Carlos Alberto Villalba, un hombre que actualmente es albañil pero que en el 2002 trabajaba como vigilador privado y cumplió funciones en el Carmel durante 20 días del mes de octubre de ese año, pero que no estuvo presente el día del crimen de María Marta García Belsunce.
"A Pachelo lo conozco como Romeo", dijo Villalba ante el Tribunal Oral Criminal (TOC) 4 de San Isidro, tras asegurar que si bien estaba asignado a la seguridad en el country "Campo Chico", en octubre del 2002 lo cambiaron al Carmel y le asignaron "el puesto 4, entre las 6 y las 18".
"Mi trabajo era vigilar a Romeo y a Julieta, que eran Pachelo y su señora" (Inés Dávalos), dijo Villalba, un hombre con problemas de visión en ambos ojos que aclaró que en el momento del hecho apenas "podía ver un bulto" y era imposible distinguir a las personas.
"Yo tenía que modular cuando se movían en el auto, pero como tengo problema en la vista, veía un bulto que era el auto rojo y modulaba que se movía. Solo sobre Pachelo y su mujer se hacia la vigilancia", explicó el entonces vigilador, quien aclaró que nunca le dijeron por qué motivo tenía que cumplir esa función.
Según el hombre, "una vez que Pachelo y su esposa se retiraban, me podía ir a mi casilla en el puesto 4".
De acuerdo a la investigación, el seguimiento a Pachelo había sido solicitado por las autoridades del Carmel a la empresa de seguridad del barrio como consecuencia de las denuncias por los robos de palos de golf en distintas casas.
Sin embargo, el 27 de octubre de ese año, justo el día del crimen de María Marta García Belsunce, el vigilador no estuvo cumpliendo su rol de "sombra" de Pachelo, porque le pidieron que fuera a otro country, aunque no recordó en el juicio quién fue la persona que le ordenó la modificación de su lugar de trabajo.