En una sorprendente fuga que desnuda complicidad de otras personas, Juan Pablo Vera logró escapar de su arresto domiciliario en la noche de Navidad. Lo que hace aún más impactante este caso es que este preso, condenado entre otros casos por un crimen, se encuentra parapléjico y se moviliza en silla de ruedas, lo que planteó una serie de interrogantes sobre cómo pudo llevar a cabo la fuga sin ser detectado a tiempo por quienes debían controlarlo, en un nuevo papelón policial.
Vera, quien se encontraba cumpliendo prisión domiciliaria en su vivienda en el Alto de Bariloche por múltiples delitos, entre los que el homicidio de Rodrigo Navarro, aprovechó la distracción de la celebración de Noche Buena para despojarse de su tobillera electrónica. La huida ocurrió poco después del brindis de las festividades, cuando las autoridades ya no sospechaban de una eventual fuga.
La información sobre su escape fue confirmada por la Unidad de Arresto Domiciliario por Monitoreo Electrónico (UADME), con sede en Viedma, organismo encargado de fiscalizar el cumplimiento de las condenas de arresto domiciliario y el funcionamiento de las tobilleras electrónicas. Según los registros, el dispositivo que monitoreaba a Vera fue desactivado y no volvió a emitir señal después de la medianoche, momento en que el delincuente logró evadir el sistema de control.
La historia de Vera, que ya había protagonizado fugas previas, causó alarma en las autoridades, ya que se trata de un hombre que acumula más de 30 años de condena por diversos hechos delictivos. Uno de los más graves fue el homicidio de Rodrigo Navarro, ocurrido en diciembre de 2020, cuando Vera le disparó por la espalda en el barrio 270 Viviendas de Bariloche. Pese a la violencia de sus actos, pero por sus dificultades de desplazamiento por ser parapléjico, gozaba de prisión domiciliaria, una medida que los jueces habían suspendido en varias ocasiones debido a su reincidencia y peligrosidad. Sin embargo, su condición física llevó a que se la vuelvan a otorgar.
Este no es el primer incidente en el que Vera logró deshacerse de su tobillera electrónica sin que las autoridades lo notaran. En ocasiones anteriores, el delincuente tuvo la habilidad de quitarse el dispositivo sin dejar rastros, incluso en una oportunidad lo colocó a su perro para engañar al sistema de rastreo y mantener la falsa indicación de que se encontraba dentro de su domicilio. Esta astucia ha generado una creciente preocupación entre los responsables del control y seguimiento de los reclusos bajo arresto domiciliario.
Las autoridades de Bariloche y de la provincia de Río Negro intensificaron los operativos de búsqueda, aunque el paradero de Vera sigue siendo desconocido. La situación desató un debate sobre la seguridad y eficacia del sistema de monitoreo por dispositivos electrónicos controlados por GPS, especialmente cuando se trata de individuos con un historial delictivo tan extenso y violento. La fuga de un delincuente tan peligroso, en un contexto tan insólito como el de un parapléjico que se desplaza en silla de ruedas,dejó en evidencia las vulnerabilidades del sistema judicial y de seguridad de la región.