Calvario, desaparición y búsqueda de Benjamín, tres años

Benjamín Gutiérrez tenía tres años cuando desapareció. Fue en febrero del año pasado. De pronto, el chiquilín que solía verse jugando cerca de su casa, en la zona de Bella Vista, en Tucumán, pasó a ser un imposible, alguien de quien dejó de saberse. Hasta ahora. Cuando su padre y su madre han sido imputados por la Justicia. Cuando su propio padre dijo en donde lo habían enterrado. Cuando empezaron a surgir, como el agua incontrolable de una vertiente, verdades de maltrato, tortura, vejaciones.

Sus hermanitos le contaron a la abuela, y la abuela le contó a la policía, y la policía transfirió el horror a la justicia. Todos empezaron a buscar el cuerpito de Benjamín. Anoche lo buscaron. Esta mañana volvieron a la búsqueda. El padre marcó la zona, no el lugar exacto. De pronto, todos quieren encontrar la prueba de la existencia de Benjamín. No hay tiempo para asimilar el horror de saber lo que pasó. Se necesita la constancia, porque el  horror solo sabe de pruebas concretas.

Fueron las abuelas las que sacaron a la luz el calvario de Benjamín. Ellas hablaron de lo que hacía el padre, Jorge Luis Lucero. El hombre  ya fue acusado de homicidio. Estaba en prisión, pero por violencia de género. La madre de Benjamín también fue detenida. Se presume que, por lo menos, dejó hacer.

La Justicia le otorgó a una de las abuelas la guarda provisoria de los hermanos del desaparecido. Los testimonios de esos chicos fueron determinantes. “Ellos dicen que el papá lastimó a Benja, que le lastimó la cabeza con un bloque de cemento”, afirmó a TN Mónica, la abuela materna. “Me contaron que (el padre) le pegaba con un machete, con un látigo, con botellas, con fierros...”, contó la abuela. Y dijo que el hombre torturaba a Benjamín, que lo mordía. Y que todo eso se lo contaron sus hermanos.

Ahora buscan el cuerpo enterrado de Benjamín. El chico no sobrevivió a esa última escena contada por sus hermanos, cuando el padre lo golpeó con un bloque de cemento en la cabeza. Buscan y buscan, los policías. Pero, por más que busquen, jamás encontrarán una explicación para semejante horror, semejante crueldad, semejante barbarie.