Una de las detenidas por el triple crimen de Florencio Varela, ocurrido el 19 de septiembre y en el que perdieron la vida Morena Verdi (20), Brenda del Castillo (20) y Lara Gutiérrez (15), declaró ante el fiscal Carlos Arribas y ofreció pormenores de la noche de la masacre. Se trata de Celeste González Guerrero, de 28 años, quien vivía con su pareja Miguel Villanueva Silva, también detenido, en la vivienda donde se cometieron los hechos.
González aseguró que “alguien pagó un millón de dólares” para cometer los asesinatos y que el móvil fue el robo de 30 kilos de cocaína a un integrante de la banda apodado “Duro”. La mujer implicó directamente a su pareja como autor material de los crímenes y situó a Pequeño J, principal acusado y detenido en Perú, como organizador jerárquico dentro de la banda, con Víctor Sotacuro Lázaro debajo de él. También mencionó a Matías Ozorio como responsable de cavar el pozo donde fueron enterradas las víctimas.
Durante su declaración, González brindó escalofriantes detalles sobre cómo ocurrieron los asesinatos. Relató que, la noche del 19 de septiembre, las jóvenes fueron engañadas para ingresar a la vivienda, donde uno de los hombres portaba una pistola Glock. Según la imputada, su pareja mató a las chicas utilizando un destornillador, un vidrio y un fierro, golpeando y asfixiando a las víctimas en distintos momentos. También contó que hubo amenazas sexuales contra Lara Gutiérrez, y que la secuencia de los crímenes fue Brenda primero, luego Morena y finalmente Lara.
González también describió la dinámica de la banda: que los autores de los crímenes bromeaban sobre restos de las víctimas y que incluso se realizó una videollamada con otros miembros de la organización, identificados como “Papa” y “Lima”, mientras ocurrían los hechos. Además, admitió que ella y Villanueva Silva estaban vinculados a la venta de drogas para la banda, detallando la entrega de entre 100 y 120 envoltorios de cocaína valorados en $10.000 cada uno, lo que evidencia el trasfondo criminal que rodea a la masacre.