Maximiliano Lagos no fijó domicilio, no aparece y hoy será protagonista de una audiencia por rebeldía. Es uno de los cuatro acusados por la desaparición y crimen de Otoño Uriarte, pero su conducta procesal parece sacada de una tragicomedia judicial: durante el juicio, varias veces llegó tarde, se durmió en plena audiencia y estaba borracho cuando se leyó el veredicto. Ahora, directamente, se esfumó. Se lo busca para notificarlo de la impugnación al fallo judicial que revocó la condena de prisión perpetua y lo absolvió.
La Justicia de Río Negro convocó a una audiencia extraordinaria para hoy a las 14 horas. Será virtual, vía Zoom, y estará a cargo del juez Juan Pedro Puntel. Se tratará la situación de rebeldía de Lagos, quien debía ser notificado para la audiencia de impugnación del 5 de diciembre, pero no fue encontrado en su domicilio. No dejó dirección alternativa. No hay rastros. No hay explicaciones.
Desde el Ministerio Público confirmaron que Lagos está oficialmente en rebeldía, y si no aparece, la audiencia clave para revisar la escandalosa absolución de los imputados podría quedar en suspenso.
El crimen que la Justicia nunca resolvió
Otoño Uriarte tenía 16 años cuando fue secuestrada el 23 de octubre de 2006 en Fernández Oro. Su cuerpo apareció seis meses después, en la usina de El 30, en el Canal Principal de Riego. La causa avanzó a los tumbos, con pericias genéticas degradadas, pruebas odorológicas sin rigor científico y testimonios de oídas que se desmoronaron en el juicio.
Este año, Lagos, José Jafri, Néstor Cau y Ángel Antilaf fueron condenados a prisión perpetua. Pero en agosto de este año, el Tribunal de Impugnación revocó la sentencia y los absolvió, alegando falta de certeza. Solo Antilaf sigue preso por otras causas.
El comportamiento de Lagos: un show de desidia
Durante el juicio, Lagos se convirtió en el símbolo del desprecio por el proceso judicial y varias veces el tribunal debió advertirlo y llamarle la atención por su comportamiento. Varias veces, llegó tarde sin justificación. Sólo argumentaba que había perdido el colectivo desde Neuquén a Cipolletti. Otras veces, cuando declaraban testigos, bostezaba y hasta llegó a dormirse en plena audiencia.
El punto máximo fue durante la lectura del veredicto, donde se los condenó por ser responsables de la desaparición y muerte de Otoño. Ese día lucía absolutamente perdido. Luego se comprobó que estaba borracho y debió ser sacado de la sala.
Ahora, ni siquiera está disponible para enfrentar la revisión de su absolución.
La causa Otoño Uriarte es la mancha más grande que arrastra la Cuarta Circunscripción Judicial, creada tras los escándalos de la Justicia rionegrina en Cipolletti: el Triple Crimen, la Masacre del Laboratorio, los femicidios de Ana Zerdán y Diana del Frari, entre otros.
A casi dos décadas del crimen, la impunidad sigue ganando terreno. Y ahora, uno de los acusados ni siquiera está disponible para ser notificado.