No fue un robo. Fue una operación precisa con movimientos estudiados. Cinco encapuchados armados hasta los dientes irrumpieron en una casa de Parque 12 de Septiembre de Cipolletti. Actuaron como si fueran parte de un grupo táctico. En segundos, redujeron a una familia entera y ejecutaron una entradera violenta en la casa de un empresario inmobiliario, al que torturaron delante de su hijo y se llevaron 40 mil dólares.
El golpe preciso fue el sábado entre las 21 y las 22. El grupo actuó con movimientos precisos, con conocimiento de todos los movimientos de la casa y quién era cada uno de los integrantes de la familia. Al ingresar a la vivienda de San Luis al 2.100, redujeron al desarrollador inmobiliario, quien estaba con su pareja y su hijo de 10 años.
A la mujer la encerraron en el baño. Y como método de presión, llevaron al niño a una de las habitaciones de la casa. Al hombre lo maniataron a medida que pasaban los minutos comenzaron a golpearlo con violencia. Buscaban dólares y le exigían al dueño de casa que los entregue. Le repetían que sabían que los tenía guardados en la casa.
Los ladrones no improvisaron. Tenían información concreta sobre la venta de un terreno en lo súltimos días. Sabían que había efectivo. Sabían dónde buscar. Y sabían cómo hacer que hablara. Durante diez minutos, el empresario fue sometido a un castigo feroz. Hasta que cedió cuando intentaron ir a buscar al pequeño a la habitación, finalmente reveló el lugar de la caja fuerte. El botín fue de 40 mil dólares, algunas joyas y una pistola 9 milímetros.
Movimientos de elite, como si fueran policías
Las víctimas no dudan: los encapuchados se movían como efectivos entrenados. Usaron guantes, hablaban con códigos, destruyeron pruebas. Se llevaron los teléfonos, el DVR con las imágenes de las cámaras de seguridad y no dejaron ni una huella. Todo indica que hubo un trabajo de inteligencia previo. Un seguimiento. Una filtración. Y una ejecución profesional.
La escena recuerda a la pandilla desarticulada días atrás por la policía rionegrina, acusada de asaltar empresarios con el mismo modus operandi. Los investigadores creen que no son solo delincuentes, sino que también tienen algunos integrantes de las fuerzas policiales, de Río Negro y Neuquén.
La Brigada de Investigaciones y el Ministerio Público trabajan en el caso, y cruzan datos con los otros golpes similares que sucedieron en los últimos años en el Alto Valle. Además, analizan horas de grabación de las cámaras del sistema de moniotoreo del 911 para tratar de dar con algún dato.