El colectivo avanzaba desde Buenos Aires, pero a la altura de Río Colorado, un operativo de la Policía de Río Negro logró dar con dos kilos de cocaína que tenían como destino Neuquén capital. Óscar Flores Solíz fue detenido ese mismo día de diciembre del año pasado y enfrenta un juicio oral en Roca donde la fiscalía lo acusa de transporte de estupefacientes con fines de comercialización. En cambio, la defensa sostiene que no sabía lo que llevaba. El tribunal ya escuchó los alegatos y está a punto de dictar sentencia.
Todo comenzó como un viaje más. Flores Solíz subió a un colectivo de larga distancia en Buenos Aires con destino a Neuquén. Llevaba una mochila, como cualquier otro pasajero. Pero no era como cualquier otra. En su interior, ocultos en un doble fondo, viajaban dos panes de cocaína con un peso total de 2,1 kilos. El trayecto avanzaba sin sobresaltos hasta que, en Río Colorado, el colectivo fue detenido por la Policía de Río Negro.
Fue ahí donde el plan se vino abajo. Un perro antinarcóticos marcó el bolso sin dudar. Los miembors de toxicomanía lo bajaron, lo abrieron y encontraron los dos paquetes envueltos en cinta. Flores Solís fue identificado como el dueño del equipaje. No opuso resistencia. No dijo nada. Lo esposaron y lo bajaron del micro. El destino Neuquén quedó atrás. El nuevo destino fue la Justicia Federal.
El juicio: dos relatos, una mochila y un dilema
Un año después, el caso llegó a juicio oral en la Cámara Criminal Segunda de Roca. Y ahí empezó el verdadero combate. De un lado, la fiscalía. Del otro, la defensa. En el medio, una mochila con dos kilos de cocaína y un acusado que dice no saber lo que llevaba. La fiscalía fue directa: Flores Solís sabía perfectamente lo que transportaba. Argumentaron que la droga estaba cuidadosamente acondicionada en un doble fondo, que no hubo intercambio de bolsos y que el imputado mantuvo el control del equipaje durante todo el viaje. Para ellos, no hay margen de inocencia: el destino era Neuquén y el objetivo, la comercialización.
Pero la defensa no se quedó callada. El abogado defensor Juan Pablo Piombo desplegó una estrategia quirúrgica: insistió en que no hay pruebas directas que vinculen a su cliente con el contenido del bolso. Dijo que el equipaje pudo haber sido manipulado por terceros, que Flores Solís no tenía antecedentes penales y que no hay testigos que lo hayan visto manipular la droga.
Además, apuntó a un punto clave: el bolso estaba en el portaequipaje superior, no bajo su asiento ni entre sus piernas. “¿Y si alguien lo puso ahí?”, sugirió con la intención de sembrarle dudas al tribunal. Porque si hay duda, no hay condena.
La fiscalía habló de ocultamiento deliberado. La defensa, de manipulación ajena. Flores Solís escuchó en silencio. No lloró. No se quebró. Pero tampoco habló. Su destino esta en manos de tres jueces que ahora deben decidir si fue una mula engañada o un engranaje más de una red narco.
Con los alegatos cerrados, el tribunal quedó en condiciones de dictar sentencia. La expectativa es alta. El fallo podría marcar un precedente sobre cómo se interpreta la “tenencia” en contextos de transporte público y qué nivel de prueba se exige para condenar.
Matías, el perro que descubrió la cocaína
El procedimiento se realizó en Río Colorado y Matías, el perro antidrogas de la fuerza rionegrina fue quien señaló la mochila con los estupefacientes. Las dudas y contradiciones surgieron a partir del testimonio de uno de lo sinvestigadores que aseguró que una mujer llegó a una comisaría de Roca y aseguró que un interno de la U5, Santiago Flores Soliz estaba coordinando un cargamento de cocaína desde Ezeiza hasta Río Colorado y de allí hasta Neuquén.
El imputado, Oscar Flores Soliz, es familiar del interno de la cárcel Federal de Roca y tiene domicilio en Ezeiza. También con lazos con la banda "Los Soliz" que dominaban el negocio en el Bajo Flores. Los investigadores siguieron al narco desde la localidad bonaerense, donde se registraron grabaciones en las que subía al colectivo Via Tac con dos mochilas, una negra en la que se encontró dinero y una gris con la droga.
El detenido tenía pasaje hasta Río Colorado, y el viaje de regreso estaba previsto para 4 horas después del arribo. Se especula que en esa localidad tenía previsto entregar la mochila a otro miembro de la organización, quien se encargaría de transportarla hasta Neuquén.
El juicio termina mañana miércoles. Y luego se conocerá el veredicto.