En el primer round judicial de la megacausa Techo Digno, el exintendente de Bariloche, Gustavo Gennuso, salió caminando por la puerta grande. El tribunal de la Tercera Circunscripción lo absolvió del delito de peculado, dejando al fiscal Martín Lozada con más reproches que pruebas. El veredicto fue unánime, pero el ruido político no se apaga.
El caso tenía todos los condimentos, fondos federales, transferencias millonarias, plazos fijos y sospechas de manejo discrecional. Apenas asumido en 2016, Gennuso movió 100 millones de pesos desde una cuenta “bolsa” del Nación a otra del Credicoop, y los estacionó en un plazo fijo. Meses después repitió la maniobra con otros cinco millones. La fiscalía lo acusó de haber sacado el dinero de la órbita estatal. El tribunal dijo que no.
Los jueces no solo lo absolvieron, sino que le marcaron la cancha al fiscal, eligió mal el tipo penal, confundió peculado con malversación, y armó un juicio que podría haberse resuelto en media jornada. En vez de probar que Gennuso se apropió de los fondos, se perdió en testimonios sobre pagos a empresas y certificaciones infladas que ni siquiera eran parte del expediente.
La decisión judicial dejó en claro que el dinero nunca salió del control municipal. Que ponerlo en un plazo fijo no es delito, sino sentido común. Y que si alguien merece cuestionamientos, es quien deja la plata dormida en una cuenta sin generar intereses. En otras palabras: no hubo “mano en la lata”.
Pero el fallo no cierra la puerta del escándalo. Hay 17 exintendentes en la mira por pagos indebidos con fondos de Techo Digno. Entre ellos, la antecesora de Gennuso, María Martini, acusada por transferencias a empresas contratistas que habrían cobrado más de lo que les correspondía. Para ellos, el delito que se investiga es otro: malversación. Y la suerte podría ser muy distinta. Mientras tanto, Gennuso se sacude el polvo judicial y vuelve a escena con una absolución que lo deja limpio en los papeles.