La incertidumbre que mantuvo en vilo a Catriel durante varias horas finalmente llegó a un descenlace feliz. Tras un intenso operativo de búsqueda desplegado por la Policía y la Brigada Rural, las dos menores que habían desaparecido de su hogar fueron encontradas sanas y salvas. Sin embargo, la historia detrás de su ausencia desató un nuevo capítulo de interrogantes y tensiones familiares.
Desde el momento en que el padre de las niñas denunció su desaparición, la maquinaria de búsqueda se puso en marcha con una rapidez implacable. Agentes recorrieron calles, barrios y áreas rurales cercanas. Las cámaras de seguridad se convirtieron en los ojos de la investigación, analizando cada movimiento registrado en las últimas horas. Con cada minuto la angustia crecía.
Las pistas comenzaron a apuntar en una dirección certera. Fuentes extraoficiales revelaron que las menores fueron vistas en compañía de una mujer. El dato encendió las alarmas y amplió el rango de búsqueda, extendiéndose más allá de Catriel y llegando a la vecina ciudad de 25 de Mayo, en La Pampa.
Finalmente, una grabación clave de las cámaras del sistema de monitoreo proporcionó el indicio definitivo. Las menores fueron encontradas y, como se sospechaba, estaban con su madre, quien tiene una restricción de acercamiento impuesta por la Justicia. A pesar de la prohibición, logró encontrarlas y llevarlas consigo, desencadenando una serie de cuestionamientos sobre la efectividad de los mecanismos de protección cuando existe una orden judicial.
El caso no solo expone la vulnerabilidad de los procedimientos judiciales en situaciones de custodia, sino que también pone sobre la mesa el impacto emocional que estas disputas generan en los menores. Mientras la Justicia evalúa los próximos pasos y la situación de la madre de las niñas.