Lo que empezó como un domingo tranquilo terminó en una pesadilla para una joven embarazada de Bariloche. Estaba dentro de su auto, estacionada frente a una iglesia en calle Anasagasti, cuando una moto impactó de lleno contra su puerta. El golpe fue tan fuerte que tuvo que ser internada de urgencia y someterse a una cesárea prematura.
Tenía apenas seis meses de embarazo. El bebé nació con bajo peso y estuvo internado casi un mes. La Justicia, después de analizar todo lo ocurrido, falló a su favor y determinó que tanto el motociclista como el conductor de otro auto que intervino en el accidente deben pagarle una indemnización.
Según se reconstruyó, el accidente fue una cadena de errores: un auto salió sin mirar desde un espacio de estacionamiento frente al Banco Nación, chocó a una moto que venía por la calle, y esta última terminó estrellándose contra el auto de la joven. Ella no tenía nada que ver con la maniobra, simplemente estaba detenida esperando para bajar.
La situación derivó en lesiones físicas, secuelas psicológicas y un parto adelantado. El juez determinó que ninguno de los conductores involucrados pudo demostrar que el otro tenía toda la culpa, por lo que ambos fueron considerados responsables.
Entre las pruebas más contundentes se valoraron las pericias médicas y psicológicas. La joven fue diagnosticada con estrés postraumático, además de sufrir secuelas físicas permanentes por la cirugía anticipada. Aunque el bebé no fue incluido formalmente en la demanda, su nacimiento prematuro y las complicaciones que tuvo al nacer fueron clave en el análisis del caso.
La sentencia ordena que los responsables paguen por los daños materiales, físicos y emocionales, y que las aseguradoras se hagan cargo según lo que cubran sus pólizas. Aunque el fallo aún puede ser apelado, es un primer paso hacia la reparación de un hecho que marcó para siempre la vida de una madre y su hijo.