Un control de tránsito en la ruta camino al barrio Villa Obrera de Centenario terminó en un episodio de violencia durante la madrugada del domingo. En un operativo de rutina realizado en conjunto por inspectores municipales y efectivos de la Comisaría Quinta, un Volkswagen Gol fue demorado luego de que su conductor intentara esquivar el control.
El joven que manejaba el vehículo dio positivo en el test de alcoholemia, lo que derivó en el secuestro del rodado. Hasta allí, todo parecía un procedimiento habitual de fin de semana. Sin embargo, la situación dio un giro inesperado.
Dentro del auto viajaba como acompañante la mujer imputada por atropellar y matar a Elizabeth Fernández, una trabajadora de 53 años, en un siniestro vial ocurrido el 1 de agosto en la Ruta 7, frente al cementerio local.
Según trascendió, la mujer bajó del vehículo de muy malos modos, increpó a los inspectores y lanzó frases desafiantes, asegurando incluso haber pagado una multa de 50 millones de pesos, un dato imposible de corroborar. El clima se tensó cuando vecinos del barrio reconocieron a la mujer y comenzaron a reunirse en el lugar.
Entre gritos e insultos, la situación derivó en violencia. En un video difundido por el portal Centenario Digital, se observa cómo un policía intenta separarla de la gente, pero poco puede hacer para contener la agresión. La imputada fue arrojada al piso, recibió golpes de puño y patadas, mientras dos efectivos trataban de frenarlo y pedían refuerzos. “Eso te pasa por asesina, hija de puta”, gritó una mujer del barrio durante el ataque.
La presencia de la imputada, reconocida por la comunidad, reavivó la conmoción por la muerte de Elizabeth Fernández. Días atrás, se había realizado una marcha pacífica convocada por Estrellas Amarillas, en reclamo de justicia.
Ahora, el caso sumó un nuevo capítulo que trasladó el conflicto a las calles y también a las redes sociales, donde ya circulaban mensajes que llamaban al “linchamiento” de la mujer. Ella y su pareja —el conductor que dio positivo en alcoholemia— realizaron descargos públicos, intentando dar su versión de los hechos.
La investigación sobre lo ocurrido la madrugada del domingo sigue en curso, mientras en Centenario crece la tensión en torno a un caso que, claramente, ya trascendió lo judicial para convertirse en un problema social.