El caso de la llamada “Secta Rusa de Bariloche” sigue revelando capas de un entramado que combina delito organizado, manipulación ideológica y movimientos estratégicos para evadir la Justicia internacional. En este contexto, el abogado Daniel Mazzoccone, defensor de 10 de las mujeres imputadas en la causa, rompió el silencio y aseguró que se trata de “una causa complicada, con muchas personas implicadas y una estructura de investigación poco habitual”.
En diálogo con la Agencia Noticias Argentinas, Mazzoccone sostuvo que el expediente, que se encuentra en etapa de investigación bajo el nuevo Código Procesal Penal Federal, presenta características excepcionales: “Es un delito transnacional. Hay muchas personas implicadas y eso lo hace difícil, por eso estoy esperando a las pruebas que tiene que reunir el Ministerio Público Fiscal de Río Negro”, señaló.
El letrado también confirmó que hubo allanamientos importantes, en los que fueron detenidas varias personas, entre ellas el presunto líder de la organización, Konstantin Rudnev, quien actualmente se encuentra alojado en un penal de máxima seguridad de Viedma.
Imputadas, no víctimas
Uno de los puntos más delicados que abordó el abogado fue la situación procesal de las mujeres a las que representa. “Son imputadas, no víctimas”, enfatizó, marcando distancia con versiones que apuntaban a que podrían haber actuado bajo coerción o manipulación.
Sin embargo, Mazzoccone también aclaró que aún no se puede definir con certeza el rol exacto de cada una: “Esa calificación es nodal y su situación puede cambiar o mutar”, dijo, en alusión a posibles virajes en la estrategia judicial según cómo avancen las pruebas.
“Durante ese tiempo se logró investigar a profundidad el caso, aunque todavía queda un largo camino por transitar”, agregó el defensor, y adelantó que por el momento no presentará nuevos escritos: “Podría solicitar alguno, pero no es parte de mi estrategia. Solo espero las pruebas de la Justicia”.
El origen de la causa: un nacimiento con fines estratégicos
La investigación se activó en marzo de este año, cuando una joven rusa de 22 años dio a luz en un hospital público de Bariloche. Según la hipótesis de la Fiscalía, el objetivo del nacimiento era registrar al bebé como hijo de Rudnev para que este obtuviera la nacionalidad argentina y, con ello, evadiera una orden de captura internacional emitida por Montenegro.
A partir de ese hecho, se destapó una estructura mucho más compleja: la presunta existencia de una organización criminal de alcance internacional, liderada por Rudnev, con al menos 20 personas involucradas en tareas logísticas, encubrimiento y facilitación de recursos para su estadía en Argentina.
Actualmente, Rudnev es el único detenido, mientras que los demás implicados —incluidas las mujeres que defiende Mazzoccone— siguen siendo investigados en libertad.
Lo que viene: dispositivos electrónicos y vínculos ocultos
El avance de la causa dependerá en gran parte del análisis de los dispositivos electrónicos secuestrados en los allanamientos. Según fuentes judiciales, hay un volumen importante de información que debe ser procesada y que puede resultar clave para establecer vínculos entre los miembros del grupo, roles jerárquicos y contactos con el exterior.
Además, las autoridades deben determinar si hubo participación local en el armado de la red y si se cometieron delitos federales como trata de personas, falsificación de documentos o encubrimiento agravado.
El caso promete seguir sumando capítulos en los próximos meses. Por ahora, la Justicia avanza con cautela, y las palabras del abogado Mazzoccone reflejan una tensión creciente entre la defensa y la Fiscalía: “El paso al juicio dependerá de lo que logren probar. Por ahora, estamos en plena espera”