El nombre de Daniel Solano vuelve a resonar fuerte en los tribunales. Hoy, en el marco del segundo juicio que busca esclarecer quiénes encubrieron su homicidio en noviembre de 2011, se escucharon nuevos testimonios. La causa se reparte entre las salas de General Roca y la Oficina Judicial de Choele Choel, con familiares atentos y una comunidad que no olvida.
Entre quienes declararon se contaron una ex empleada del boliche Macuba, donde el joven estuvo esa noche, un policía que trabajaba en la Comisaría 8ª, una mujer que participó del evento en el local nocturno y hasta la organizadora de aquella jornada. También declaró otro efectivo policial, sumando piezas a un rompecabezas que lleva 14 años armado a medias.
Las audiencias de hoy se suman a las de ayer, cuando un taxista dio un testimonio considerado clave: aseguró haber llevado gente al boliche y presenció cómo un grupo de policías golpeaba a Solano en la misma madrugada de su desaparición. Una declaración que encendió murmullos en la sala y que dejó claro que las heridas siguen abiertas.
El juicio comenzó el lunes y se extenderá hasta el 29 de septiembre. La fiscalía ya adelantó que pedirá condenas por “encubrimiento agravado e incumplimiento de deberes” para dos imputados, mientras que un tercero enfrenta cargos más pesados: partícipe necesario de homicidio agravado, en concurso con vejaciones.
Daniel Solano tenía apenas 27 años y había llegado desde Tartagal al Valle Medio como trabajador golondrina. Fue sacado por la fuerza del boliche y nunca más apareció. Siete policías fueron condenados a perpetua, sentencia confirmada por la Corte en 2023. Ahora, la Justicia busca establecer si hubo otros uniformados que, aunque no mataron, ayudaron a tapar la verdad.