La investigación por el asesinato de Lara Gutiérrez, Brenda del Castillo y Morena Verdi en Florencio Varela apunta hacia un nombre que genera alarma: “Pequeño J”, también conocido como “Julito”, un joven narco peruano que sería el responsable de planear y ordenar el brutal crimen.
A sus 23 años, este líder delictivo ya enfrenta órdenes de captura nacional e internacional. Fuentes policiales describen a “Pequeño J” como un individuo de perfil extremadamente violento, capaz de dirigir operaciones sangrientas con la misma frialdad de narcotraficantes mucho más experimentados.
Según la pesquisa, “Pequeño J” habría organizado cada detalle del asesinato: desde la trampa que llevó a las chicas a la fiesta hasta la transmisión en vivo de la ejecución. Los dueños de la casa donde se cometió el crimen, una pareja de peruanos detenida en un hotel alojamiento, habrían recibido instrucciones precisas para preparar los pozos en el patio donde fueron enterradas las jóvenes, aunque no estaban presentes durante los homicidios.
Durante la masacre, el líder de la banda habría repetido la frase: “Esto le pasa a quienes me roban”, mientras sus sicarios ejecutaban el plan. El jueves pasado, la policía allanó un búnker de “Pequeño J” en el barrio porteño de Barracas, donde encontraron trampas electrificadas y un mensaje intimidante dirigido a las fuerzas de seguridad.
El fiscal de La Matanza, Gastón Duplaá, que conduce la causa, sostuvo que las tres víctimas probablemente no eran el objetivo final del crimen. Según la hipótesis, Lara, Brenda y Morena habrían sido utilizadas como un “mensaje” para un integrante de la propia banda que habría intentado robarle o traicionarlo, y que presenció la transmisión en vivo.
Para avanzar en la investigación, Duplaá solicitó la colaboración de la PROCUNAR, a cargo de Diego Iglesias, y de la fiscal Cecilia Amil, responsable de la Unidad Fiscal Especializada en Delitos vinculados a Estupefacientes del Ministerio Público porteño.