¿Quiere recibir notificaciones de alertas?

Martes 30 de Diciembre, Neuquén, Argentina
Logo Am2022
PUBLICIDAD

Todo lo que necesitás saber sobre el ritual de las 12 uvas de fin de año

Entre campanadas, deseos apurados y la boca llena, desentrañamos la tradición más dulce y peligrosa de Año Nuevo que tiene más de un siglo de intentos.

Martes, 30 de diciembre de 2025 a las 17:59
PUBLICIDAD
Las uvas no deben salirse del racimo, podes comerlas desde ahí o sacarlas de a una con la mano.

¿Quién dijo que la suerte es gratis? En la última noche del año, millones de personas alrededor del mundo se enfrentan al reto más absurdo y entretenido de sus vidas: comer 12 uvas en 12 segundos, mientras intentan no ahogarse y formular un deseo coherente entre mordida y mordida.

Parece una broma, pero detrás de este pequeño ritual hay una tradición centenaria que promete prosperidad, salud y amor… siempre y cuando logres terminar de masticar a tiempo.

¿Conocías ésta costumbre? ¿Sabés de dónde viene? Quedate que te lo cuento pero sólo si prometes hacerlo…

El ritual puede hacerse con cualquier variedad de uva.

12 uvas, 12 deseos

Si sos de los que la noche del 31 se ponen ropa interior amarilla para atraer prosperidad o pone valijas en la puerta para garantizar viajes, por qué no sumarle un rito más.

No se me ocurre nada más entretenido que intentar atragantarse frente a tus seres queridos, con una copa de sidra a medio derramar y deseos que se atropellan entre sí.

Pero, ¿de dónde viene esta curiosa costumbre que nos hace empezar el año con el riesgo de necesitar la maniobra de Heimlich?

La historia nos lleva directo al año 1909, en Alicante, España. Los productores de uvas de la época lograron una cosecha récord, con un excedente monumental de esta fruta que los dejó con una pregunta urgente. ¿Qué hacemos con tantas uvas? ¿Mermelada? No, mejor inventemos un ritual.

Así nacieron los paquetes de 12 uvas, vendidas con el gancho de que comerlas al compás de las campanadas que daban los antiguos relojes traería buena suerte. Pero como si eso no bastara, le dieron un toque emocional: “Una uva por cada mes del año, que tus deseos se cumplan”. Y voilà, lo que empezó como una estrategia de marketing regional se fue expandiendo al resto de España.

Aunque, ojo, hay quienes dicen que décadas antes ya la burguesía española imitaba a los franceses, que tenían la costumbre de acompañar su champagne con uvas. Pero bueno, los franceses siempre están haciendo cosas elegantes que el resto del mundo termina adoptando.

Lo cierto es que lo que empezó así, logró cruzar fronteras mucho más allá de lo pensado, porque si hay algo que los mortales queremos es que la suerte nos acompañe y haríamos lo que fuera por atraerla.

 

El ABC del ritual: comer uvas sin morir en el intento

Si pensabas que esto era simplemente cuestión de pelar un racimo y listo, te equivocas. El ritual tiene su método.

Preparación previa: Conseguí un racimo de uvas y dejá solamente 12. Si son verdes o negras no varía. Lo que sí importa es que estén agarradas del cabito.

Lugar estratégico: Sentate cómodo, en un lugar donde no te molesten ni te filmen. Los memes familiares duran para siempre.

Cronometrá: A las 00:00 en punto, empezá. Hacelo rápido, tenés que terminar antes que sean las 00.01 del 2025.

 

Si terminas las 12 uvas antes de las 12.01 tendrás un 2025 lleno de suerte.

 

Deseo exprés:

Con cada uva, pensá un deseo. Recomendamos tenerlos previamente elegidos.

Si lo lográs, según la tradición, el año te traerá buena suerte, amor y prosperidad (¿podemos decirle dinero?). Si no... bueno, al menos te reíste en el intento.

Pero... ¿por qué seguimos haciendo esto? Quizá porque, en el fondo, nos encanta creer que hay algo mágico en empezar el año con un ritual. Es un gesto de esperanza. ¿Quién no quiere pensar que un pequeño acto puede cambiar su suerte? Además, cada uva es un mini recordatorio de que hay 12 meses llenos de posibilidades.

Así que este 31 de diciembre, si todavía este ritual no está impregnado en tu familia, convidales uvas a a todos. Y coman, rían y disfruten á el momento. Después de todo, lo importante no es cuántas uvas lograste comer. Es cómo se siente arrancar el año con la certeza de que, aunque sea por unos minutos, creíste e hiciste creer al resto de que todo es posible.

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD