Cristiano Ronaldo no entiende de cierres de temporada ni de goles imposibles. Cuando parece que ya hizo todo, encuentra una forma nueva de marcar. Esta vez fue con la espalda. Sí, con la espalda. Así, casi sin buscarlo, el portugués volvió a inflar la red y cerró el año con otro grito que lo mantiene firme en la cima del fútbol saudí y cada vez más cerca de los 1000 goles como profesional.
El tanto llegó en el empate 2-2 entre Al Nassr y Al Ettifaq, en condición de visitante. CR7 abrió el marcador para su equipo con una definición tan insólita como efectiva: desvió la pelota con el cuerpo y celebró como si hubiera sido una obra de arte. Porque en su caso, todo vale cuando se trata de hacer goles.
João Félix anotó el otro tanto del conjunto amarillo, mientras que Georginio Wijnaldum fue el verdugo del Nassr con un doblete. Más allá del resultado, el equipo de Cristiano cerró el año en lo más alto del campeonato: 31 puntos en 12 fechas y un invicto que sostiene su liderazgo.
El gol no fue uno más en la cuenta personal del astro luso. Con este tanto, Cristiano alcanzó los 957 goles oficiales en su carrera profesional y sigue achicando la distancia hacia la barrera mítica de los 1000, un número que parecía de ciencia ficción y que hoy empieza a asomarse como una posibilidad real.
La coincidencia no pasó desapercibida: justo cuando se cumplieron tres años de su llegada al fútbol saudí, Ronaldo volvió a marcar y a dejar su huella. Desde su arribo, además de goles y récords, ya levantó el Campeonato de Clubes Árabes y elevó el impacto de la liga a nivel mundial.
El calendario no da respiro. El próximo sábado 2 de enero, Al Nassr abrirá el 2026 como visitante frente a Al Ahli, con Cristiano otra vez como bandera y con la misma obsesión de siempre: seguir haciendo historia.