El Ministerio Público Fiscal formuló cargos contra un hombre que, en cuestión de minutos, convirtió una noche común en un verdadero estallido de violencia. Según la acusación, alrededor de las 21:30 horas golpeó brutalmente a su ex pareja, provocándole lesiones leves. No conforme, también agredió a su hermana y cuando la Policía intentó intervenir, respondió con golpes y llegó a blandir un cuchillo.
El cuadro se agrava, el imputado tenía vigente una prohibición de acercamiento y contacto respecto de su ex pareja y del domicilio de esta. La desobediencia judicial se sumó a la lista de delitos que hoy lo colocan en el banquillo: lesiones leves agravadas por el vínculo y en contexto de violencia de género, desobediencia judicial, lesiones leves contra su hermana y atentado a la autoridad agravado por el uso de un arma.
La Fiscalía presentó pruebas contundentes: actas policiales, denuncias de las dos mujeres víctimas y el relato del procedimiento. Con esos elementos pidió la prisión preventiva, argumentando que el hombre ya había incumplido medidas cautelares y que su libertad representaba un riesgo para el avance de la investigación.
La Defensa intentó frenar la medida proponiendo alternativas más “livianas”: dispositivos duales y nuevas prohibiciones de acercamiento. Pero el juez de Garantías no dudó, ordenó la prisión preventiva, priorizando la protección de las víctimas y el resguardo del proceso.