Durante la madrugada del miércoles 17 de diciembre, alrededor de la 1:15 horas, personal de la Brigada Rural de Río Colorado interceptó una camioneta en la Ruta Provincial 57, a unos 60 kilómetros del ejido urbano. En la caja del vehículo viajaban dos piezas de chancho jabalí de unos 50 kilos cada una.
El conductor no contaba con la documentación habilitante para la caza ni el transporte del animal. Ante la irregularidad, el rodado y su ocupante fueron trasladados a la unidad policial, donde se labró el acta de infracción en el marco de la Ley Provincial de Fauna Silvestre. Las piezas de jabalí fueron secuestradas y posteriormente incineradas.
El episodio sirve de recordatorio: la caza de jabalí en Río Negro solo es legal bajo estrictas condiciones. Los cazadores deben contar con licencias vigentes, permisos específicos, formularios certificados, antecedentes penales limpios y hasta microchips en sus perros de caza. La normativa prohíbe cuadrillas con más de una jauría, la caza nocturna, el uso de luces artificiales y disparar bajo condiciones climáticas adversas.
Las sanciones no son menores: multas que van de cinco a mil veces el valor de la licencia, que cuesta 60.000 pesos para residentes, 100.000 para nacionales y 400.000 para extranjeros, además del secuestro de animales y armas.
Queda expresamente prohibida en la práctica de la Caza Deportiva de Jabalí con perros: La conformación de jaurías de más de ocho canes. Cazar durante el período sin luz natural (entre el crepúsculo y el amanecer). Cazar con la ayuda de luz artificial. Cazar con armas de fuego bajo condiciones de lluvia intensa, granizo, niebla, nieve, humo o cualquier otra que reduzca la visibilidad y torne peligroso su uso.
Así, lo que comenzó como un control rutinario en la ruta terminó convertido en un recordatorio institucional: en Río Negro, cazar jabalí no es cuestión de instinto, sino de papeles, formularios y tarifas.