Hay acciones que no tienen explicación, y esta es una de ellas. En el Valle Encantado, dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi, alguien creyó que era buena idea agarrar un aerosol y dejar su firma sobre una piedra milenaria. El resultado: un graffiti ilegal, un paisaje arruinado y un procedimiento administrativo que ya está en marcha.
El registro audiovisual fue clave. Un ciudadano grabó la escena y envió las imágenes a las autoridades. Guardaparques y brigadistas se trasladaron al sitio y confirmaron lo evidente: la pintada estaba completa y el aerosol, como si fuera una prueba de delito, había quedado tirado en el lugar.
El protagonista de la historia sería un chofer de camión de una empresa de transporte. Sí, un trabajador que en lugar de respetar el entorno decidió convertir un área protegida en su pared personal. La empresa, al ser notificada, reaccionó rápido: prometió remediar el daño y tomar medidas contra el empleado.
Mientras tanto, la Intendencia del Parque Nacional agradeció la colaboración ciudadana y recordó que estas denuncias son vitales para frenar conductas ilegales. Porque lo que parece una “simple pintada” es, en realidad, una agresión directa al patrimonio natural y paisajístico que pertenece a todos.
En definitiva, el episodio deja una postal tan absurda como indignante: un hombre con aerosol, una piedra marcada y un parque nacional convertido en escenario de la estupidez humana.