¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

Jueves 10 de Julio, Neuquén, Argentina
Logo Am2022

La niña de los guantes y el soldado, 38 años después

Entre la nieve y la guerra del invierno de 1982, se vieron por primera vez y ella tuvo un gesto de ayuda. Él la buscó ahora y se encontraron en AM 550 Y 24/7 Noticias.
Domingo, 01 de noviembre de 2020 a las 11:14
PUBLICIDAD

En una calle nevada, en medio de la guerra por la recuperación de nuestras Islas Malvinas, la niña Magalí Triviño se asustó por las manos heladas del soldado José Luis Dorney y le regaló sus guantes de lana. Ese gesto de desprendimiento quedó en la memoria de ella como un recuerdo de entre tantos de oscurecimiento y miedo por las noches en su ciudad natal de Puerto San Julián, Santa Cruz. Sin embargo, en él fue ganando en impacto, en disparo emocional a tal punto que  38 años después necesitó buscarla  para saber qué había sido de su vida.

En el espacio “Ruta Nacional Malvinas”, por AM 550 y 24/7 Noticias, recordaron el primer encuentro telefónico de hace unas semanas donde “hablamos como si nos conociéramos de toda la vida”, confesaron entre risas, desde Comodoro Rivadavia –adonde vive ella- y la bonaerense Las Flores, adonde nació y vive él.

La charla de Magalí y José Luis fue y vino por lo que fueron aquellos días de pequeña en medio de una ciudad que está frente a Malvinas, mar de por medio, y que por ello fue uno de los centros de actividad del Ejército y la Fuerza Aérea argentinos y por la llegada desde Tandil al aeropuerto para cumplir su tarea de Policía Militar, con los apurados 18 años y el roce de la guerra entre los dedos, de él.

La vida ha pasado entre ellos y entre nosotros. Treinta y ocho años que acumulan nuevas vidas, conformación de familias, héroes que quedaron allá y aquí, pero hay un hilo conductor –quizá invisible- que no desata las emociones de aquellos días. Rubén Russo, quien produce y comparte la conducción del espacio de radio y televisión, agregó las imágenes y las intimidades de un momento que resuena en ellos, como aquel de 1982.

Como en la historia de nuestro país hay un antes y un después de la guerra por nuestras Islas Malvinas, entre Magalí y José Luis quedaron esos guantes de lana, de dedos pequeños y gesto inmenso, que también albergan tantos encuentros, solidaridad y emociones que perduran como nuestro derecho a ese territorio patagónico en medio del mar.

Han quedado en conocerse cuando esta pandemia por coronavirus abra las rutas y los encuentros seguros. Pondrán los guantes sobre la mesa y con ellos podrán envolver un segundo de entrega y mil horas de emociones. Y volverán a Las Flores y a Chubut o Santa Cruz, con su historia en la sonrisa.

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD