VIOLENCIA DE GÉNERO

Sobrina de "Mono" Salvi, rompió el silencio tras 27 años

Se llama Saloa Salvi, tiene 35 años, y reveló que entre los 5 y los 8 años fue abusada por su tío, recientemente fallecido.
martes, 17 de marzo de 2020 · 10:16

Saloa Salvi, hija de “Rulo” Salvi, y sobrina del recientemente fallecido Rodolfo “Mono” Salvi, rompió el silencio que debió mantener durante casi 27 años, para revelar en una carta que publicó en su cuenta de Facebook que entre los 5 y los 8 años fue abusada por su tío. Lo hizo luego de la serie de denuncias por abuso sexual y violencia de género contra algunos integrantes de la banda de rock La Moto

Tengo 35 años, soy hija del Rulo y sobrina del Mono. Cuando tenía 5 años fui abusada por mi tío el Mono, situación que se repitió durante varios años, hasta mis 8 años aproximadamente. En esa época vivíamos en Glew y ante la posibilidad de que una amiguita mía sufriera también acoso o abuso, le conté a mi papá el Rulo. No recuerdo qué me respondió, pero supongo que no me creyó, porque desde ese momento nunca más lo pude hablar con nadie”, señaló la mujer en un primer e impactante párrafo.

“Fueron muchos años de guardarlo y ahora pude decírselo a mi hermano ‘Fito’ Salvi y a su compañera, también a mis hijos… y ahora quiero que se sepa y además que se limpie el nombre de Fito quien siempre estuvo al margen de esas situaciones y quien además se puso en contra del resto de los integrantes de la banda que querían mantener al armoniquista en la formación, aun cuando éste había sido denunciado por haber golpeado a quien era su pareja”, agregó.

“Aún hay muchas cosas que no recuerdo y de a poco voy tomando distancia para poder sacarme de encima un lastre que no sólo tiene que ver con el abuso puntual, sino con toda una estructura patriarcal que se impuso en mi vida y en la de mis hermanos”, dijo Saloa en su carta.

“Nuestra infancia y adolescencia transcurrió siguiendo las andanzas de La Moto liderada por mi papá y mi tío, a mí me compraron una batería y Rulo insistía en que yo tocara, pero nunca quise… tal vez esa era la manera de manifestar mi rechazo que no podía decir de otro modo. El mandato siempre era que la familia era lo más importante y que había que cuidarla; por eso me callé todo este tiempo y no se lo conté a mi mamá ni a mis hermanos ni a nadie”, afirmó.

Por último, dijo que “ahora empiezo a ver la estructura perversa que me determinó y me conminó a silenciarme. Hoy estoy hablando sostenida de la mano por mi hermano Fito quien también tiene que sufrir las consecuencias de los mismos mandatos familiares machistas. A él lo acusan de encubridor y con ese adjetivo lo ensucian y lo meten en la misma bolsa. Espero que estas palabras nos ayuden primero a mí y a mi hermano a reconocernos como personas de bien, a liberarnos de la culpa y la vergüenza por haber sido parte de un engranaje que no elegimos y del que no pudimos zafar antes, quizá porque los patriarcas estaban vivos y activos. Ellos con su poder machista nos marcaban el rumbo, ahora están muertos. Ahora nos separamos de ellos y decidimos iniciar una nueva vida, sin silencios y sin complicidades impuestas por el lazo familiar”.

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