A 135 AÑOS DE SU NACIMIENTO
Otro año sin peregrinaciones masivas por Ceferino Namuncurá
Se conmemora el nacimiento del beato de la Patagonia. Por segundo año consecutivo la situación sanitaria impide rendirle tributo.La pandemia le puso un freno a todo. Sin posibilidades de hacer encuentros masivos, el Parque Ceferiniano de Chimpay nuevamente estará vedado para grandes peregrinaciones como las que solían verse todos los 26 de agosto, fecha en la que se conmemora el nacimiento del beato Ceferino Namuncurá hace 135 años.
Desde el obispado de Viedma, Monseñor Esteban Laxague anunció hace varios meses que para prevenir nuevos contagios de coronavirus, no iba a haber actividad oficial el 26 de agosto. Por lo que por segundo año consecutivo la situación sanitaria impide rendirle tributo al Santo de la Patagonia.
El parque Ceferiniano está abierto, pero con rigurosos controles en cuanto al aforo y desde el municipio se pusieron controles para que el ingreso de fieles no sea masivo. Y recordaron que en el último festejo en el año 2019 hubo más de 70 mil personas que fueron a honrar al Santo de la Patagonia.
Ceferino es considerado el primer integrante de pueblos originarios en ser reconocido por la Iglesia Católica: el Papa Benedicto XVI lo beatificó en 2007, pero el pueblo patagónico lo declaró santo con casi medio siglo de anticipación.
La historia del beato está marcada por la cuestionada Conquista del Desierto ordenada por el General Julio Argentino Roca. La tensión entre la cultura occidental y la de los pueblos originarios que se resistían al proceso evangelizador, entre otras cosas. Sin embargo, el cacique Manuel Namuncurá (padre de Ceferino) logró que su hijo fuese a estudiar a Buenos Aires. Cursó sus estudios primarios en una escuela de oficios de Tigre y luego en el Colegio Pío VII, donde fue compañero de Carlos Gardel.
Su abuelo fue el reconocido cacique Juan Cafulcurá. En 1885 Manuel Namuncurá perdió el dominio y, un año después cuando aún no habian sido desplazados por completo, nació Ceferino. Casi una década después, viajó a Buenos Aires a defender sus derechos ante el presidente Luis Sáenz Peña y reclamó los títulos de propiedad de la tierra para su pueblo. El Congreso le prometió ocho leguas en Chimpay que nunca le otorgaron.
La historia salesiana de Ceferino comenzó cuando aún vivía en Chimpay. En una de sus excursiones misioneras, los padres salesiano de la orden de Don Bosco llegaron a Chimpay y bautizaron a Ceferino, de ocho años. Ya en Buenos Aires, en 1901, tras cuatro años de estudio, su salud comenzó a deteriorarse. Sufrió de un fuerte malestar en los pulmones por lo que los salesianos lo trasladaron a otra sede del Colegio, ubicada en Viedma, donde las condiciones climáticas eran más favorables para su salud. Ceferino se instaló allí junto con su guía espiritual, el Monseñor Cagliero, aunque su padecimiento no mejoró. La tuberculosis lo había enfermado de manera irreversible.
En abril de 1904, monseñor Cagliero fue nombrado arzobispo y llamado a Roma por el Papa Pío X. Pese a su enfermedad, Ceferino viajó con él. En agosto de ese año, desembarcaron en Roma y se entrevistaron con el Papa, a quien Ceferino le regaló un poncho de lana de guanaco.
Conciente de que iba a morir porque su estado de salud era muy endeble, los historiadores valoran una carta escrita el 21 de abril de 1905 que le escribió a su padre: "Le agradezco su gran resignación de sacrificar años sin vemos. En cuanto a mis estudios, resultan bien, pero la salud me impidió continuar ... Cuando esté mejor me prepararé para volver a Buenos Aires y de allí a Viedma. En otras cartas le daré noticias más claras ... Mil besos y abrazos. Querido papá, le pido su paternal bendición y créame su afectísimo hijo que desea abrazarlo".
En 2007, una junta médica del Vaticano consideró que la curación de Valeria Herrera, de 24 años, fue un milagro por la intercesión de Ceferino Namuncurá. La joven padecía cáncer de útero y sus familiares le encomendaron su sanación a Ceferino. Valeria se curó y pudo tener hijos. Este fue el antecedente que se tuvo en cuenta para su beatificación.