Un día, el circo se fue. Sin el escándalo mediático que tuvo el frustrado encuentro entre Brasil y Argentina, por las eliminatorias del Mundial. Lejos de cámaras, sin hacer ruido, los últimos pertrechos del circo Dihany, que permanecían en el predio de Mariano Moreno y San Luis, en Cipolletti, desde el 6 de marzo del año pasado, desaparecieron.
En el terreno quedaron cajones de fruta desvencijados, algo de basura, el recuerdo de lo que era un circo, que, por imperio de la pandemia y la cuarentena argentina, quedó atascado en este lugar del mundo.
El propietario de la costosa esquina de Mariano Moreno y San Luis les había intimado a que abandonen el terreno porque necesitaba avanzar en un loteo. La familia Molina aguantó hasta cuando pudo. Vendieron pollos a la parrilla, al disco, inventaron todas las formas de subsistencia para quienes aguantaron un año y seis meses. Y, este fin de semana, se fue.
De los 35 artistas que llegaron a Cipolletti, habían quedado 11 personas, viviendo en sus casas rodantes. Todo el equipamiento estaba guardado en 8 semi remolques que permanecieron paralizados dentro del predio.
Tal como informara este medio en junio de este año, los dueños del terreno fueron terminantes porque tienen previsto un loteo y la obra “debe arrancar a la brevedad”. Daniel Molina, hijo del fundador del circo, además de mago, motociclista en el globo de la muerte y maestro de ceremonias había explicado que "venimos buscando un terreno para irnos, pero hasta ahora no tenemos un lugar".
Cuando llegaron a Cipolletti, pagaron un mes de alquiler por adelantado y después, ante el cierre y las restricciones, fue imposible poder cumplir. En octubre del año pasado llegaron a un acuerdo con los propietarios, pero sin embargo no pudieron irse cuando se levantaron las restricciones, porque no tenían dinero ni lugar a dónde ir: "Los circos de todo el país están en la misma situación, algunos funcionaron durante un tiempo y volvieron a cerrar", dijeron entonces.
Este domingo, primaveral, el predio estuvo finalmente vacío. Toda la experiencia, los sueños, la magia, se esfumaron en el aire, entre los primeros brotes en las plantas y el recuerdo del último invierno y sus heladas.