INFORME ESPECIAL
El duro oficio del carnicero, en Neuquén y con crisis
Este conocido personaje de la cultura argentina navega entre la incertidumbre económica y la escucha activa con énfasis en las necesidades de la gente.La palabra “pasión” es una fuente inagotable y primigenia de los libros de autoayuda. A veces edulcorado, constituyente de un cliché y otras veces como una fuerza redentora capaz de maniatar toda sacrosanta adversidad. En esta última tanda ingresan los carniceros que históricamente son los paladines de la cultura argentina y del costumbrismo neuquino. En este tiempo de ajuste, “menosprecian” las estadísticas y proyecciones económicas para dar lugar a su pasión inoxidable que es contribuir a la felicidad por excelencia del argentino: el asado.
Tal vez puedan eludir a los economistas-opinólogos de turno, pero parafraseando al gran filósofo griego Aristóteles: “La única verdad es la realidad”. Es un hecho que las personas compran mucha menos carne, pero es necesario aclarar que esto no es actual, sino que es algo que se hizo progresivo en el tiempo. Los reclamos se centran en los carniceros, pero la verdad de la milanesa es que los formadores de precio cumplen su papel protagónico. Esto hizo que el popular asado se reduzca considerablemente a chorizos, morcilla o unas hamburguesas en la parrilla para disfrutar con amigos.
Para ilustrarlo de mejor forma, basta con repasar los precios de algunos cortes de carne en Neuquén: por ejemplo, una cima parrillera envasada cuesta $4299.99; el vacío envasado vale $6899; la bola de lomo cuesta $6199.99 y la tapa de bife se ubica en $4.299. En otra carnicería de un conocido supermercado tiene las siguientes ofertas: tapa de nalga a $5.999; corte de asado especial a $7299 (1 kilo) y 1 kilo de pollo parrillero a $1.999.
El otro dato saliente es que, si bien la mayoría de las carnicerías abrieron sus puertas en zonas cercanas al centro neuquino, otras como aquellas ubicadas en el este neuquino, puntualmente en el barrio Mariano Moreno, no pudieron trabajar como consecuencia de las condiciones meteorológicas, perdiendo así un día de trabajo.
Los psicólogos del barrio
Además de sus quehaceres vinculados a su actividad, el carnicero desarrolló en el último tiempo una escucha activa para afrontar la enorme preocupación de la gente. La situación económica degradada desde hace años generó incertidumbre entre los ciudadanos, a tal punto que en Buenos Aires los jubilados lloraban cada vez que no les alcanzaba para comprar un kilo de bife. O también en otras oportunidades podían ser testigos de los cambios de humor y preferencia de los clientes. En ese sentido, los pollos se erigieron en piezas, dentro de todo, comprables, al igual que las milanesas de pollo y de carne.
Incertidumbre económica
Según un informe de la CNN, cada vez se come menos carne en Argentina debido a la sequía y al aumento generalizado de precios. Algunos se hicieron vegetarianos, otros se inclinaron por las pastas. De acuerdo con la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes, el promedio de consumo de carne por persona en 2022 fue de 10 kilos menos que en 2017. Incluso en 2021 tuvo el consumo más bajo de los últimos 100 años. Otro dato llamativo de esta realidad es que el precio minorista de la carne subió un 30%. Sin embargo, en 2024, el precio de la carne a nivel nacional bajó un 15%, principalmente los cortes de carne vacuna. Esto puede seguir ocurriendo en caso de que la libre competitividad propuesta por el presidente de la Nación, Javier Milei, surta efecto a través del poder del comprador. O como dirían los efectos de la ley de oferta y demanda.