En el barrio Paso Córdoba de Roca, abrir la canilla se volvió una ruleta rusa. A veces sale agua transparente, pero la mayoría de las veces baja turbia, amarillenta, con un color que espanta. Los vecinos están hartos: dicen que la situación se agravó en los últimos meses y que ya ni siquiera pueden cocinar ni bañarse tranquilos.
El malestar no es nuevo. En esa zona, el agua con tono raro es casi parte del paisaje. Pero ahora la bronca explotó. Familias enteras aseguran que todos los días sale igual de sucia y que no hay respuesta concreta. Los que pueden compran bidones, pero solo les alcanza para tomar. El resto se las arregla como puede, porque no hay bolsillo que aguante llenar baldes con agua mineral.
Mientras tanto, desde Aguas Rionegrinas S.A. salieron a poner paños fríos: dicen que la coloración se debe al manganeso que hay en la red, y que al mezclarse con el cloro toma ese tono oscuro. Según la empresa, el líquido es “seguro y potable”, y cumple con todas las normas del Código Alimentario Argentino y la Organización Mundial de la Salud.
Sin embargo, en las casas de Paso Córdoba nadie se convence. Las fotos del agua hablan solas. En las redes sociales, los reclamos se multiplican y muchos piden que el municipio intervenga o al menos envíe camiones cisterna. “Si es potable, que la tomen ellos”, se escucha entre los vecinos.
La empresa estatal informó que está limpiando las cañerías y purgando la red para reducir la presencia de manganeso. También trabaja en una cisterna de 75 mil litros para mejorar el proceso de decantación y promete que pronto el servicio mejorará. Pero mientras tanto, el agua sigue bajando oscura.
La postal se repite cada mañana: bidones en la vereda, botellas de soda llenas de agua amarillenta y vecinos que se cruzan en la esquina a comparar colores. El reclamo es uno solo: quieren abrir la canilla y ver agua clara. Algo tan simple que, en Paso Córdoba, se volvió un lujo.