El humo se vio desde lejos. Una nube negra que, en plena mañana, encendió todas las alarmas en Choele Choel. Cuando los equipos llegaron a la Isla 92, no hubo dudas: alguien había prendido fuego a propósito. Entre pastizales y senderos, varios focos ardían al mismo tiempo, una señal clara de que no se trataba de un accidente. Los Bomberos Voluntarios trabajaron a contrarreloj junto a la Policía y personal municipal para frenar el avance de las llamas antes de que el desastre fuera mayor.
Aunque lograron controlar la situación sin víctimas y con daños menores, lo que quedó fue un enorme malestar. No es un hecho aislado: en la zona recuerdan otros incendios sospechosos. Y la paciencia empieza a agotarse.
La Isla 92 es un lugar querido, un punto de encuentro, un pulmón natural. Verla atacada duele. Y sobre todo, preocupa. Por eso, también realizaron un minucioso recorrido por el área para descartar la existencia de nuevos focos activos.
Las autoridades abrieron una investigación y piden la ayuda de la gente. Cualquier pista, cualquier mirada atenta, puede ser la clave para encontrar a quien juega con fuego… literalmente.
Se habilitó un canal de denuncias anónimas: lo importante ahora es que nadie se quede callado. Porque lo que hoy fue un susto, mañana podría transformarse en tragedia. Choele Choel no quiere volver a despertar con humo en el cielo. La comunidad está en guardia.