Jueves al mediodía, Ruta 22, Cipolletti. Una mujer se desplomó en pleno viaje dentro de un colectivo del Pehuenche. El barrio Ceferino queda atrás mientras el resto de los pasajeros se paralizó. El chofer, no esperó instrucciones ni protocolos: giró el volante y rompió el recorrido como si el mapa no existiera. El destino fue una clínica privada en el centro.
En una esquina, apareció un patrullero, el chofer le clavó bocinazos como si fuera una alarma. Una joven bajó, corrió y explicó la situación de emergencia. Los policías no preguntaron demasiado: se pusieron al frente y escoltaron el colectivo entre autos que no entienden nada. El tránsito se abre como puede. Con sirena, y mucha urgencia.
Afortunadamente, por la reacción rápida del chófer, la mujer logró ser atendida a tiempo.
 
 