El tiempo se acaba. Y no es una metáfora. Hoy, lunes 10 de noviembre, a las 20:30 en punto, vence el plazo para que el ganador del Quini 6 más grande en la historia de Río Negro parezca a cobrar su premio de $2.372.600.000. Si no lo hace, lo pierde. Así de simple. Así de brutal. No hay excusas que valgan.
La boleta fue jugada en la Agencia 64 de El Bolsón y acertó los seis números mágicos del sorteo del 26 de octubre: 43, 42, 36, 39, 11 y 29. Desde entonces, la ciudad vive en estado de histeria colectiva. Pero el dueño del cartón sigue sin dar señales. Ni una llamada. Ni un mensaje. Ni una pista. Nada. En la Comarca solo hay incertidumbre. Pero vale la aclaración que se puede presentar en el local comercial donde se jugó, en la Lotería de Río Negro en Viedma o en la sede de la Lotería de Santa Fe, responsable del Quini 6.
Y mientras el reloj avanza, la ansiedad se transforma en desesperación. Porque no se trata solo de un premio millonario. Se trata de una historia que ya roza lo paranormal. ¿Quién puede olvidarse de revisar un cartón con semejante cifra en juego? ¿Quién puede tener en el bolsillo un boleto que vale más que todo el presupuesto anual de un municipio y no enterarse?
La propietaria de la agencia, Cecilia, ya no sabe qué decirle a los medios. "No vino nadie, ni a mi local ni a la Lotería de Río Negro", repite como un mantra. Y agrega, con la voz cargada de resignación: "Hasta las 20.30 hay tiempo. Después, ya está".
El Bolsón entero está en vilo. Algunos fantasean con que el ganador aparezca a último momento, como en una película de suspenso. Otros ya lo dan por perdido. Y los más cínicos hacen cuentas: si nadie cobra, ¿a dónde va esa montaña de plata? "¡Queda vacante!", aclaran los especialistas.