Hace unos pocos días, en Neuquén, en el IF12, se registró un violento incidente en el que una mujer agredió a tres docentes. El tema provocó un fuerte cimbronazo en un contexto enrarecido por las deficiencias educativas, al punto que se presentó un proyecto de Ley para penalizar tales conductas. Pero no sucede solo en Neuquén: en distintos distritos del país se conocen noticias similares, y la casi certidumbre es que las escuelas ya no son continente de una educación pacífica y constructiva, sino simple reflejo de una sociedad en crisis, crispada, alterada.
En esta semana, el director de una escuela de La Plata, la número 46, fue agredido por el padre de un alumno. El presunto pecado que intentó justificar el castigo fue no haber intervenido mediando en una disputa entre escolares que peleaban dentro del establecimiento. Después de la pelea, el director salió a la calle, y allí fue abordado y golpeado por el furioso progenitor.
En la denuncia, según publicaron diversos medios, consta que el agresor golpeó en el rostro al docente, "provocándole lesiones que motivaron su internación". El director, cuya identidad no fue revelada, informó a los docentes que se encuentra recuperándose en una clínica en el sur del conurbano. Según el diario El Día, el profesor quedó internado porque sentía un zumbido y veía doble.
En la Legislatura neuquina, está el proyecto que rápidamente presentó el gremio de los docentes neuquinos, ATEN. Se espera que se trate el tema, más allá del proyecto presentado. Porque, evidentemente, la crisis social golpea fuerte en las escuelas, y los factores reconocen diversas causas, que agravan la certidumbre de un deterioro educativo que persiste, pese a los discursos en contrario.